27| Juego de Hockey

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Olivia Greyson


Jaden pone su mano en mi rodilla para poder calmar el movimiento nervioso que produce, subir y bajar.

Lo miro por un instante y él me sonríe con calma para después besar mis labios en un beso rápido, antes de volver a concentrarse en estacionar.

Tengo miedo.

Estamos en el estacionamiento de la pista de hockey, el de la ciudad.

—Vamos a entrar, me acompañas a cambiarme, después vas con los chicos y no voy a perderte de vista. Lo prometo –me explica mientras bajamos del auto–

J nos acompaña con la lengua para afuera. Los chicos están buscando aparcamiento todavía.

Bajo del auto nerviosa, mirando a cada lado. Solo hay una familia bajando de su auto, que ni siquiera se da cuenta de mi existencia. Menos mal.

Jaden me agarra de la mano, entrelazandola con la mía y dándome un beso en la frente antes de caminar hacia una puerta.

—¿Estás bien? –me pregunta, dándome una mirada rápida–

—Nerviosa –contesto la verdad–

Sigo mirando a mis alrededores con miedo.

Al ser un partido donde el equipo de la universidad participa, es obvio que los estudiantes van a venir. Y no quiero. No quiero que me miren con lastima o desagrado.

Chicos y familias pasan por al lado nuestro para dirigirse a la pista, dónde están todos los que apoyan a cada escuela.
Niños pequeños me miran de arriba abajo con el ceño fruncido mientras escucho un «¿Qué le pasa mami?», «Por qué tiene la piel blanca?», y varios «Es rara».

Me encojo en mi lugar al escuchar voces y más voces detrás mío, delante y por los costados.

Solo son voces, Olivia.

Varios grupos de chicos pasan por mi lado y no disimulan el vistazo de pies a cabezas que me dan, son de la universidad, que los reconozco por los colores de las remeras y camisetas que usan para alentar a nuestra escuela. Rojo, blanco y azul.
Enseguida bajo la mirada para no verlos.

Jaden camina con normalidad, y de vez en vez fijándose en mi, mientras nos dirijimos hacia los vestidores.
Dónde encontramos a Cooper vistiendose y a más chicos por detrás.

Jaden lo saluda con un golpe en la gorra que lleva puesta y yo me acerco con una sonrisa amable.
«ya que lo ví en el departamento antes de irme al auto».

Pasamos por su lado y Jae se para justo al frente de un locker que lleva una etiqueta que dice; capitán.
Alrededor nuestro hay más chicos cambiándose y dándome miradas para nada disimuladas.

El pelinegro se da media vuelta y me sonríe.

—Voy a cambiarme y ahora te acompaño para ir con los chicos –vuelve a explicarme y asiento tratando de sonreír pero logro una mueca– voy a estar en todo momento, ¿okey? –murmura con cariño y le doy un pequeño beso–

Él lo acepta gustoso y al separarnos me besa la frente. Y comienza a sacarse la ropa.

Incómoda aparto la mirada de él, para que pueda cambiarse cómodo.

J quiere ir a sus pies y tira de la correa obligandome a verlo. Y me sonrojo al verlo solo en boxers y acariciando al cachorro.

Y en ese preciso instante odio ver como levanta la mirada y al verme del color de un tómate, me da una sonrisa divertida.

𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏 | #𝐑¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora