𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏 | #𝐑¹

Final

Antes de leer quería que pusieran Heal de Tom Odell, que está justo acá arriba.
Es la canción que representa está historia. Pueden leerla mientras suena, siempre la escribí con esta canción.
Espero y lo disfruten <3
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Olivia Greyson

Sentía como mi cuerpo perdía fuerza para poder moverse y salir corriendo. Sentía cómo se paralizaba cada extremidad de mi cuerpo.

No podía creer que lo tenía al frente.
Sus ojos azules, su nariz puntiaguda y el piercing que tanto me gustaba que se acentuaba en ella. Los labios carnosos y rosados que me robaron tantos besos que nunca quise dárselos.

Una precipitante barba adornaba su delicado rostro, al igual que unas ojeras bastante notables.
Estaba mucho más flaco desde la última vez que lo vi, viéndose lamentable.

Mi cuerpo reaccionó enseguida al detallar que su mano seguía agarrando mi brazo, con más fuerza de la necesaria.

Me suelto bruscamente de su agarre, y doy unos pasos hacia atrás viendolo como si fuera un sueño. Pero no lo es, lo tengo en frente mío, en carne y hueso.

J suelta un ladrido cuando él quiere acercarse de nuevo. Y aprovecho la oportunidad para dar la vuelta sobre mis talones y comenzar a caminar a paso rápido.

Sintiendo como él me sigue como puede, esquivando a la gente que se le cruza de por medio. Vuelve a tomarme del brazo, evitando que siga caminando, con J gruñendo en advertencia.

—¡Soltame! –chillo alarmada cuando no quiere hacerlo–

Él mira para los lados, viendo como algunas de las personas nos mira con atención.

—No es necesario gritar, solo quiero hablar... –murmura aflojando el agarre de mi brazo–

Lo suelto de inmediato y lo miro furiosa, intentando ocultar el miedo.

—¡No hay nada que hablar, Nick! –ladro desesperada– tu padre me dijo que querías salir, ¡¿para qué me buscas?! –grito a punto de llorar por la desesperación–

Él se queda mirándome. Sus ojos ya no tienen el brillo lascivo que tenía antes de ir a la cárcel. Muestran arrepentimiento y pena.

Comienzo a tocar mi cabeza. Esto no es posible, él no tiene que estar afuera, el no puede.

—Princesa yo... –balbucea pero lo interrumpo–

—¡No me digas princesa! –grito– Nick, yo tengo un maldito trastorno por tu culpa, no puedo comer casi nada por tu culpa, recaí de nuevo en depresión por TÚ culpa –escupo al borde de las lágrimas–

El corazón me late desbocado dentro del pecho, sintiendo el miedo y la adrenalina que pasa al estar cerca de Nick.
Él se nota tan tranquilo, como si no me hubiese arruinado la vida, como si no me hubiese violado un sin fin de veces y como si nunca me hubiese golpeado. Hizo que le tuviera miedo, que el contacto no sea mi acción favorita como antes, hizo que desconfíe de él.

Y él como si nada, con las manos en los bolsillos.

—Tu padre me lo dijo, debí prestarle más atención, él me lo dijo –murmuro con desesperación–