Epílogo

1.8K 96 50
                                    

Especial Navidad✨🎄

Un año después...

Jaden Hossler
Los Ángeles, California;
24 de diciembre

Leah mastica su comida ruidosamente mientras agarro otro pedazo de papa para poder guiar la cuchara de plástico hacia su boca. Aunque sus pequeñas manos están llenas de comida por sacarselas de la boca y revolotearlas dejando un desastre de comida.

—Pequeño demonio... –gruño en frustración–

Avani y Anthony sueltan una carcajada, haciendo que Madison se una también.

La rubia se levanta de la silla y pasa por mi lado para poder llegar hasta la silleta de la bebé, y poder sentarse en la silla que está al otro lado, para poder darle de comer.

¡Y Leah no escupe nada!

Los chicos vuelven a reírse y me concentro en mi comida para no decirles ninguna grosería.

Estamos en la maldita cena navideña. Ya es navidad, la peor época para mí tanto para los chicos, pero a diferencia de ellos. Ellos fingen una sonrisa y pretenden como si nada hubiese pasado.

Como si Olivia nunca nos hubiese abandonado. Como si nunca me abandonó.

Pensar en ella, en esos ojos claros y esa cabellera rubia. Hace que me duela la cabeza.

—Ya vuelvo –murmuro levantándome de la mesa–

—No comiste nada –dice Avani, observando mi plato–

La fulmino con la mirada antes de fingir una sonrisa.

—No tengo hambre –miento y salgo al patio trasero–

El aire fresco y relajante entra a mis pulmones, haciendo que suspire con gusto.

Ya me estaba asfixiando adentro.

Me siento en los escalones que hay para bajar hacia el pasto y revuelvo en mi bolsillo. Encontrando la cajita de cigarros, y el encendedor. Me prendo uno, llevándome a la boca. Sintiendo como el humo se cala por mis pulmones y eso me relaja.

Ya pasó un año desde que Olivia se fue. Exactamente un año y una semana. Desde que decidió subir ese maldito avión y no volver, no escribirnos, y menos contestarnos las llamadas. Fui insistente, mandándole millones de mensajes y llamadas, pero resultó igual. Nada.
Desde entonces, mi vida se volvió un desastre, me lo dijo Avani y lo admito. Sé que nada es igual como cuando ella estaba con nosotros, conmigo.

Dejé la carrera. Comencé a trabajar para poder perder el tiempo fuera del departamento, trabajando ocho horas, o más cuando no quiero volver tan temprano.
Fumar es lo que ahora hago cada oportunidad que se me presenta, ya no más para poder calmarme cuando lo necesitaba, ahora es por gusto. El sentimiento de paz y relajación cuando el humo invade tus pulmones es algo que me saca del mundo y me concentro solo en mí.
La comida es algo que casi ni toco, ya sea por las obligaciones que mamá y Avani me dicen, no comería nada en todo el día. Simplemente tengo un agujero en la panza que no se me fue nisiquiera en meses.
El alcohol y los vómitos cada mañana y noche ya son costumbre. Después de trabajar salgo a tomar en el bar de siempre, y por las mañanas tengo náuseas pero las calmo con más alcohol.

𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏 | #𝐑¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora