32| Como lo extrañé

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Olivia Greyson

Un sentimiento de alegria, se expandió por mi pecho y enseguida sentí la felicidad que él me hacía sentir cuando estaba en casa. En mi casa.

Emocionada, caminé unos pasos adelante. Pero enseguida retrocedí cuando recordé, que una rubia lo acompañaba.

La cabellera negra, enseguida se da vuelta y un vacío en el pecho, de decepción. Apareció al no ver los ojos azules color mar, que tanto extraño ver.

Un joven de rulos, ojos marrones y nariz puntiaguda se dió vuelta con el ceño fruncido. Al igual que la chica de ojos verdes, que está a su lado.

Oh. No es Jaden.

Los miro algo apenada y con nervios. Todavía sigo estando en mi peor aspecto, y haberlos parado así de golpee, es vergonzoso.

—Lo... Lo lamento, me confundí... –tartamudeo, retrocediendo hacia atrás–

Ellos asienten desconcertados y los paso de largo, caminando a paso rápido, con J siguiéndome.

Lo extraño tanto.

Nunca pensé que iba a extrañar tanto la cercanía familiar de Jaden. Siempre que se iba a las clases, y volvía tarde, una sensación de familiaridad envolvía mi pecho.

Pero ya no.

Llego al departamento, y cuando estoy abriendo la puerta. Suelto las lágrimas que no sabía que estaba conteniendo.

Lo extraño tanto.

Los recuerdos de lo que él hizo por mí, comienzan a invadir mi mente. Yo tratandolo como la mierda, cuando él me dió todo.

El pecho comienza a dolerme, al igual que el estómago. Sintiendo como el aire deja de pasar por mis vías respiratorias, entrando en pánico entre las lágrimas y los recuerdos.
Siento como las lágrimas no dejan de salir, el cuerpo comienza a temblarme y la cabeza empieza a dolerme.

Anthony aparece de la cocina, con semblante tranquilo. Hasta que su mirada se posa en mi, que estoy hecha un ovillo en la puerta sin dejar de sentirme mal.
Él enseguida se apresura a venir hacia mi, con la preocupación plasmada en el rostro.

—Ey, Liv... –murmura sin saber que hacer– ¿Qué pasa? –pregunta, acomodando los mechones de mi pelo que se colan por mi cara–

Él siempre con un semblante tranquilo, y familiar. Trata de ayudarme con palabras, y no con actos, es algo que solamente puedo escuchar de él, porque claramente las palabras no me sirven. En cambio, su lenguaje tan tranquilo, es el que me hace relajar apenas abre la boca.

Soy incapaz de hablar, ahogandome con mi respiración.

Anth, se sienta a mi lado y con cuidado me pasa un brazo por encima de los hombros.
Acariciándome el brazo, reconfortante.
Consiguiendo minutos después, estar mucho más relajada, con Anth a mi lado, mirándome cauteloso.

Decido mirarlo, aunque sé que no estoy en mi mejor aspecto. Mirando sus orbes marrones y brillosas.

—Extraño a Jaden –susurro con nostalgia–

𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏 | #𝐑¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora