𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏 | #𝐑¹

28| ¿Olivia?

Olivia Greyson

Cuando llegamos al edificio, subimos el ascensor en silencio.

—No lo vas a hacer –la voz varonil de Jaden me advierte cuando abre la puerta del departamento, sabiendo mis intenciones–

Ignorandolo, camino hacia mi habitación a paso rápido.

Necesito hacerlo.

—Olivia –me llama, con un poco de enojo en su voz–

Vuelvo a ignorarlo, no porque quiera. Me siento en una burbuja dónde adentro solo están mis pensamientos y yo. Nadie más.

Abro la puerta y la cierro con rapidez a mis espaldas. Caminando rápido hacia mi baño y poder encerrarme con pestillo.

Busco con urgencia entre los cajones pero no encuentro lo que quiero.

—¡Olivia, abrime la puerta! –Jae grita detrás de esta misma–

Siento los golpes que le da a la puerta, tratando de entrar. Sigue gritando mi nombre desesperado y eso hace que yo también me desespere.

Busco en los otros tres cajones y una pisca de paz y decepción a la vez, recorre mi cuerpo al ver las cuchillas de las máquinas.

Agarro unas cuantas y las tiro al suelo, sentandome justo delante de ellas.
El sonido de las cuchillas cayendo hace que el ruido molesto de la puerta se pare por un momento, pero enseguida vuelve y con más fuerza.

Haciéndome recordar los días en los que Nick siempre golpeaba la puerta del baño para que lo dejara bañarse conmigo.

—¡Vamos, Liv! déjame pasar –grita detrás de la puerta, golpeándola–

Con miedo, estiro el brazo desde la ducha para poder abrirle la puerta.
Él enseguida se mete y cierra a sus espaldas.

Se queda observandome con morbo de arriba abajo.
Incómoda me tapo los pechos con las manos y eso hace que se moleste.

—Quiero verlos –demanda–

Sus ojos de oscurecen y con miedo, bajo las manos para que él pueda verme.

—Así me gusta, bien entregada para mí –murmura por lo bajo, sacándose la ropa–

Agarro una cuchilla lista para pasarla por mi brazo pero la puerta se abre bruscamente, haciéndome mirar hacia arriba.

—¡Por dios, Olivia! –murmura–

Pero esta vez no con miedo, cómo lo hizo la primera vez que me vió en esta situación. Si no que esta vez me mira con enojo.

Agarro el objeto dispuesta a hacerlo pero Jaden es más rápido y me saca la hoja de metal de mis manos.
Intento agarrar las otras pero las patea hacia un lado y antes de que pueda alcanzarlas me levanta como si fuera un saco de papas.

—¡Jaden, bájame! –exclamo molesta–

Pataleo y golpeo su trabajada espalda, intentando que me baje, pero no lo hace.

Me tira a la cama con cuidado y gruñe molesto cuando intento escaparme, pero él me detiene entre sus brazos.

—¡Dejá de hacer berrinche como una niña pequeña! –vuelve a gruñir– ¡Basta! –grita enojado–

Dejo de moverme y lo veo a los ojos, cuando se me empiezan a cristalizar.

—¡Tengo que hacerlo! –le devuelvo el grito, apunto de llorar–