De la lágrima derramada de la mágica luna azul en una noche de tormento, es que esta mágica historia da comienzo.
Jimin es el príncipe heredero al trono de Cristal. En su corazón contiene la magia que mantiene vivo al reino y sus habitantes. Es cáli...
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—¿Podemos estar aquí? —preguntó Taehyung al ver el lugar al que lo había llevado Jungkook.
El pelinegro asintió con una pequeña sonrisa. —Jimin lo ha dejado abierto para que todos aquellos que quieran lo visiten.
—Oh —musitó el menor, mirando la belleza que había a su alrededor—. ¿Es su jardín personal?
—Es un lugar sagrado —comentó el mayor con voz baja—. Aquí nacieron los príncipes.
Aquella respuesta jamás la imaginó. El castaño recorrió con la mirada dicho lugar, encontrando una belleza absoluta. Múltiples ramas envueltas en cristales componían el suelo, las altas paredes estaban cubiertas de hojas verdes, celestes y plateadas que brillaban con fuerza; dos grandes fuentes de agua cristalina estaban colocadas a cada extremo y en el centro había un enorme árbol de color blanco que contenía finos hilos con diminutos cristales incrustados.
—Ese es el árbol de la vida —informó el mayor, al percatarse de la atención del castaño en dicho lugar—. Los pequeños cristales que cuelgan de él son las próximas personas que nacerán en el reino.
—Es muy hermoso —admitió Taehyung, luego una duda cruzó por su mente—. ¿El príncipe Jimin es el que decide cuántas personas nacerán?
El pelinegro rió quedito. —Se puede decir que así es; cuando sus emociones son fuertes la magia de su cristal se desborda —explicó, ambos se sentaron en una pequeña banca que estaba frente al gran árbol—. Cuando eso pasa, Jimin aprovecha para utilizarla y crear vida con ella. El árbol que está frente a ti es el responsable de mantener cada uno de los cristales a salvo, mientras alcanzan la madurez completa, para aparecer en el hogar destinado.
—Tan mágico —la emoción de Taehyung fue contagiada a su acompañante.
—Un poder hermoso, pero tan delicado que inevitablemente se volvió en una especie de cárcel para su portador.
El castaño mostró una mueca de pesadumbre. —Realmente es difícil ser príncipe.
—Para ellos realmente lo es —concedió el pelinegro con un suspiro.
Aquella respuesta causó un pequeño sentimiento de curiosidad en el castaño. —¿Para ellos?
—Como hijos directos de deidades tienen más limitaciones que los humanos —respondió Jungkook—. Si el don de los cristales fuese tomado por un humano común, éste se transformaría en un gran cristal que pasaría a vivir en este jardín —dijo con un suspiro—. El humano que tomara el control se encargaría de cuidar del cristal, pero no habría magia dentro de él que lo limitara —hizo una pausa—. En conclusión; el cristal haría por sí solo el trabajo, y la persona encargada solo cuidaría de él mientras reina.
—El cristal del que hablas... —no terminó de hablar más Jungkook comprendió la pregunta.
—Es el mismo que guarda Jimin en su interior —respondió—. ¿Lo entiendes ahora? Como es hijo directo no puede exteriorizarlo porque forma parte de su esencia —cerró los ojos por un momento y sonrió—. Pero si el don fuese traspasado a un humano...
