De la lágrima derramada de la mágica luna azul en una noche de tormento, es que esta mágica historia da comienzo.
Jimin es el príncipe heredero al trono de Cristal. En su corazón contiene la magia que mantiene vivo al reino y sus habitantes. Es cáli...
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Yoongi se encontraba muy emocionado.
Después de haber culminado con la venta de pieles que había logrado conseguir en sus laboriosas cacerías en el bosque, logró reunirse con su amigo Taehyung, quien tenía una gran sorpresa para él.
La emoción que el peligris sintió al ver la carta que su príncipe dejó para él fue inmensa; sabía que no podría leerla aunque lo quisiera, pero eso no fue impedimento para que su felicidad estallara, al igual que su sorpresa al ver la fortuna que su menor le entregó.
"El príncipe lo dejó para usted, Hyung"
¡Diez monedas de oro! ¡Era demasiado dinero! Suficiente para pasar la temporada completa de invierno con comodidades y sin ninguna preocupación.
Sabía que necesitaba saber lo que decía la carta, así que con toda la vergüenza del mundo le pidió a su amigo que la leyera por él, y a medida que las oraciones iban siendo pronunciadas con cuidado, Yoongi iba grabando en su mente los datos necesarios.
Reino de Oriente.
Un día en caballo.
Presentar el sello de la carta para ingresar.
Hay una casa esperando por ellos.
El reino de Oriente no afecta al príncipe.
Quiere verlo.
Podrán estar juntos.
Juntos...
El peligris dió un salto rápido de la mesa en la que estaba sentado, logrando sobresaltar a su amigo.
—¡Empaca tus cosas, Taehyung! —exclamó animado con una enorme sonrisa en su rostro.
Los ojos del mencionado se abrieron a más no poder. —¡¡¿Iremos?!!
—Por supuesto que iremos —asintió el mayor, mantenimiento una sonrisa soñadora—; mi príncipe nos quiere allá.
—Pero, ¿Qué pasará con su familia? —preguntó preocupado.
Yoongi hizo una mueca. —No me gusta tener que usar este dinero, pero con el mi familia podrá pasar sin mí —comentó, mirando con aire distraído las brillantes monedas en la bolsa—; creo que el príncipe lo dejó por eso —sonrió con un suspiro.
—Pensó en todo —murmuró el menor y el peligris estuvo de acuerdo—. Le quiere ahí con él a pesar de todo, eh —hizo cejitas y Yoongi enrojeció.
—¡Yah! —dijo el mayor con su rostro ardiendo bajo las risas nada disimuladas de su amigo el panadero—. Deja de reírte, que tú también quieres ir por ver al hijo del general.
Las risas del menor cesaron de repente y fue su turno para ruborizarse. —N-no es verdad.
—No tiene caso que lo niegues —dijo Yoongi con mirada traviesa—, mejor apresúrate y empaca lo que creas necesario; saldremos en dos horas.
