De la lágrima derramada de la mágica luna azul en una noche de tormento, es que esta mágica historia da comienzo.
Jimin es el príncipe heredero al trono de Cristal. En su corazón contiene la magia que mantiene vivo al reino y sus habitantes. Es cáli...
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Yoongi tuvo que despertar temprano por orden de Taehyung; el menor de ambos había escuchado el rumor que Jungkook entrenaría con el general de Oriente, y eso era algo que tenía que ver con sus propios ojos.
El leñador todavía no entiende que tiene que ver todo aquello con él; sin embargo, como buen amigo que es, está ahí sentado sobre la cama y con los ojos negándose a abrirse mientras contempla sus opciones.
—¿Estás listo, Yoongi Hyung? —pregunta un entusiasmado castaño.
El peligris abre un ojito para verlo. —Depende, ¿Tengo que correr?
—Si salimos ahorita, no —responde, buscando con la mirada sus zapatos—. El entrenamiento de Kookie inicia a las seis en punto.
—¿Y por qué tengo que ir? —interrogó Yoongi, sacando a relucir un pequeño berrinche por tener que levantarse temprano.
Taehyung se colocó las botas marrón a la velocidad de la luz, y sin perder tiempo inició a colocarle los zapatos a su adormilado amigo.
—Es el deber de los mejores amigos —anunció, mientras seguía concentrado en lo suyo—. Además, el príncipe Jimin estará ahí.
Los ojitos de Yoongi se abrieron de inmediato.
—¿Jimin estará ahí? —la sonrisa no pudo ni quiso ser ocultada.
Taehyung sonrió con un toque burlón. —Me comentaron que siempre va para apoyar a Kookie, como son grandes amigos desde hace tiempo no es de extrañar.
—¿De dónde sacas tanta información? —ladeó la cabeza, luciendo bastante contrariado.
—La señorita Suran es bastante agradable —reconoció—. Si quieres mantenerte actualizado con las noticias del palacio, ella es la mejor opción.
Yoongi no pudo evitar reír ante aquello; con sus energías renovadas se puso de pie y caminó hacia la salida de su habitación, dejando a un confundido Taehyung atrás.
El castaño parpadeó un par de veces y luego corrió para alcanzar a su amigo, lográndolo al final del pasillo. Ambos bajaron las grandes escaleras y atravesaron el salón principal con gran rapidez, saliendo al exterior en cuestión de minutos.
—¿Dónde estarán entrenando? —preguntó Yoongi, sus ojos viajando de un lado a otro para intentar ubicarse.
Taehyung le tomó del brazo y lo guió a través de los jardines, la mañana era tranquila y muy pocas personas estaban trabajando a esas horas. Al final del camino encontraron un campo abierto, donde a la lejanía se podía ver a muchos guardias reunidos.
—¡Es ahí! —indicó el castaño, corriendo y obligando a Yoongi a hacerlo.
El peligris se quejó, más no pudo evitar sonreír cuando sus ojos pudieron captar una brillante cabellera azul.
