Jungkook salió feliz de la habitación del príncipe. Su cabeza ya tenía el plan ideal para escapar por unas horas del palacio y sabía que todo saldría bien. Bajó las escaleras mientras sonreía contento, había recordado que tenía una vieja capa negra y sería buena idea que Jimin la usara para que no le reconocieran.
El príncipe se había quedado solo en su habitación mientras sus ojos seguían fijos en aquella montaña y su mente concentrada en aquella voz que lo había despertado de su profundo sueño. Un pequeño suspiro fue expulsado de sus labios, nunca en su larga vida se había sentido de aquella manera, su corazón estaba inquieto y emocionado por algo que él no lograba comprender aún. Solo esperaba que la salida al pueblo le brindara algunas respuestas, pues tantas preguntas que rondaban en su mente ya lo tenían al borde del colapso.
—¿Qué se supone que haré? —fue la pregunta que se hizo, mientras se disponía a cambiarse de ropa. Si no quería llamar la atención lo idóneo sería usar algo más modesto, el único problema quizá sería que no tenía absolutamente nada de ese tipo.
La puerta nuevamente fue abierta y por ella ingresó Jungkook quien llevaba una pequeña bolsa de tela con lo que suponía era ropa. Sonrió tenue, ese chiquillo siempre sabía lo que necesitaba.
—Jimin traje ropa para que te cambies. También una capa, solo por si las dudas.
El peliazul agradeció y se dirigió al baño para poder cambiarse. De manera rápida se quitó sus delicados ropajes para sustituirlos por unos mucho más sencillos de tonos negros y marrones, además de un par de botas altas para protegerse del frio de la noche. Se observó al espejo y se sorprendió, la única evidencia de su sangre mágica yacía en los pequeños cristales que estaban alrededor de sus ojos, y por supuesto el color de los mismos y el azul de su cabello.
Salió del cuarto de baño e ingresó nuevamente a su habitación donde Jungkook le esperaba con una capa negra entre sus manos. El menor al verlo silbó por lo bajo, realmente podían suceder cosas grandiosas con un poco de ropa. Observó el delicado rostro del príncipe y frunció el ceño.
—Tienes que ocultar tus cristales —le dijo preocupado—. Si no es de ese modo, será imposible que no sepan quién eres.
Jimin asintió e inmediatamente se concentró en sentir su magia en su interior. El menor observaba con admiración como una potente luz azul nacía del pecho del príncipe y se extendía por todo su cuerpo. Al momento que la luz tocó el hermoso rostro del hijo lunar los cristales se fueron desvaneciendo uno a uno, y con ello el brillante color azul del cabello quedando en un gris opaco. Pasaron un par de minutos y la luz se había ido. Ahora Jungkook tenía ante él a un pequeño joven de piel acanelada, cabello grisáceo pero brillantes ojos azules.
—¿No puedes hacer algo con los ojos? —preguntó, sin dejar de ver aquel par de zafiros.
Jimin negó. Su magia solo le permitía ocultar los cristales por un determinado periodo de tiempo, mas no podía hacer algo así con sus ojos, era algo que sencillamente no podía controlar.
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CRYSTAL SOUL | YM
Fiksi PenggemarDe la lágrima derramada de la mágica luna azul en una noche de tormento, es que esta mágica historia da comienzo. Jimin es el príncipe heredero al trono de Cristal. En su corazón contiene la magia que mantiene vivo al reino y sus habitantes. Es cáli...