De la lágrima derramada de la mágica luna azul en una noche de tormento, es que esta mágica historia da comienzo.
Jimin es el príncipe heredero al trono de Cristal. En su corazón contiene la magia que mantiene vivo al reino y sus habitantes. Es cáli...
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600 años atrás.
—Príncipe real —una de las doncellas hizo una profunda reverencia en signo de respeto—. El hijo lunar le está esperando.
La sonrisa en el joven de cabellos plateados es amplia tras escuchar aquellas palabras. Deja de lado la escritura que estaba llevando a cabo, y rápidamente se levanta para salir de la biblioteca y reunirse con su amado.
Recorre los amplios pasillos con suma impaciencia, apenas logra responder los saludos que recibe pues su emoción es tanta que no le da para más; con su mente concentrada exclusivamente en ver a Jimin y abrazarlo.
Atraviesa el salón principal ignorando las preguntas de Jungkook y sale disparado hacia el jardín trasero del castillo; pocos minutos pasan para que a la lejanía pueda ver una brillante cabellera azul que provoca un excesivo latir en su corazón, aumentando el brillo en sus ojos grises.
—Jimin —susurra, echándose a correr para alcanzarlo.
Lo aprisiona entre sus brazos y se niega a soltarlo; el suave aroma del peliazul es una fragancia que lo invade y le llena de paz, sintiéndose cálido... sintiéndose en su hogar.
—Yoon —la suave voz de Jimin le provoca más de un suspiro.
—Mi príncipe —responde, besando el hombro izquierdo de su amado.
Jimin voltea, aún estando rodeado por los brazos contrarios, y cuando ambas miradas se encuentran ambos sonríen hermosamente.
—Te he extrañado —musita el hijo lunar, uniendo su frente con la del peligris.
Yoongi no le responde con palabras, en su lugar, son sus labios los que han demostrado todo el sentimiento de anhelo que tiene reprimido. Ambos se sumergen en una tranquila danza, donde el corazón que comparten late con fuerza y el alma que les ilumina les da esa seguridad que solo se forma cuando están juntos.
No saben por cuánto tiempo se han estado besando; lo único que conocen con plenitud es aquel deseo insaciable por permanente juntos, por sentir el calor contrario y por demostrar el amor que nació con ellos, el cual ha permanecido y fortalecido con el tiempo.
Se separan luego de un rato que resultó eterno, sus ojos nuevamente se encuentran y es cuando sonríen.
Tan enamorados y perdidos por el otro que nada más importaba.
—Oriente te extraña —susurró Jimin, riendo bajito por la mueca que hizo Yoongi.
—Más bien SeokJin —bufó—. Debo admitir que sentí alivio al saber que no iría en esta ocasión.
Jimin le golpeó el hombro. —No seas grosero, Yoongi —su tono duro difería del brillo burlón que demostraban sus ojos azules—. SeokJin te estuvo esperando para jugar en el manantial.
—Juegos que siempre gana por hacer trampa —atacó el peligris, iniciando a caminar a través del jardín tomado de la mano con el peliazul.
—Eres un mal perdedor, esa es la verdad —se burló Jimin, y Yoongi jadeó indignado.
