De la lágrima derramada de la mágica luna azul en una noche de tormento, es que esta mágica historia da comienzo.
Jimin es el príncipe heredero al trono de Cristal. En su corazón contiene la magia que mantiene vivo al reino y sus habitantes. Es cáli...
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El príncipe de Oriente mantenía una sonrisa brillante en el rostro, la caravana del reino de Cristal estaba haciendo su entrada en el palacio real, y desde su lugar podía ver la felicidad que su pueblo mostraba ante los queridos visitantes.
—General Jung —llamó, obteniendo la inmediata atención de éste—. Ordene la formación de las tropas.
Hoseok hizo una reverencia e inmediatamente se dispuso a obedecer el mandato de su príncipe. Una sola orden fue dada, en el mismo momento la tropa real se formó en la entrada del palacio para recibir al monarca vecino con los respetos que se merece.
—¡Formación! —gritó el general de Oriente, en el mismo momento que el príncipe de Cristal hacía su entrada.
Todos los guardias hicieron una profunda reverencia sin atreverse a levantar la mirada. Jimin avanzaba a paso parsimonioso en compañía de su general y mejor amigo; su brillante cabellera brillando bajo el mágico sol del reino, y la ondeante capa moviéndose con el viento solo acentuaban más la belleza sin igual que poseía.
SeokJin sonrió ampliamente, sus hermosos ojos mostrando la felicidad que aquel reencuentro causaba en su interior, sintiendo un pequeño temblor en todo su cuerpo cuando el general del reino de Cristal le miró atentamente.
El peliazul bajó de su caballo con elegancia, agradeció la ayuda que los guardias le brindaron y subió las amplias gradas con gracia y encanto, con sus llamativos ojos azules puestos en su viejo amigo.
Cuando ambos estuvieron frente a frente se dieron una reverencia que simbolizaba la paz y el respeto que gobernaba entre sus reinos.
—Oriente te da la bienvenida, príncipe Jimin —habló SeokJin en tono solemne.
—Para mí es un honor poder estar de vuelta —respondió el peliazul, apenas conteniendo la sonrisa.
El pelirosa trató de ignorar la pesada mirada del moreno y se concentró únicamente en el príncipe de Cristal.
—Ha sido un largo viaje —ambos empezaron a caminar, siendo seguidos por sus respectivos asistentes—; la condesa Shin se encargará de mostrarte la habitación que usarás, imagino que deseas descansar.
Jimin sonrió de manera tímida. —Antes de eso, quisiera pedirte un favor.
—Por supuesto —cruzaron por el amplio salón de baile hasta subir las escaleras que les guiarían a las habitaciones reales—. Dime de qué se trata.
—Necesito que en la frontera dejen pasar a dos jóvenes —cuidó su tono de voz para que no fuese escuchado por los demás—. Por el estatus que poseen no será posible su ingreso, a menos que sea con una orden directa del príncipe.
—¿Son campesinos? —preguntó, en su tono no había rechazo alguno, más sí curiosidad.
—Lo son, les he invitado a que vengan a pasar el resto del invierno conmigo —le miró de reojo—. Espero que no sea molestia alguna.
