De la lágrima derramada de la mágica luna azul en una noche de tormento, es que esta mágica historia da comienzo.
Jimin es el príncipe heredero al trono de Cristal. En su corazón contiene la magia que mantiene vivo al reino y sus habitantes. Es cáli...
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Caminaban uno al lado del otro en completo silencio. Yoongi observaba de reojo como el hermoso príncipe se deleitaba con todo lo que sus pequeños y curiosos ojos eran capaces de ver. Sonrió tenue, aun no se terminaba de convencer de que aquello era real, de que el príncipe estaba a su lado y que sonreía curioso por todo lo que veía, de que su corazón latía enloquecido por aquel mágico ser...
De que su deseo había sido escuchado...
Una suave ventisca nocturna removió la capa que cubría el rostro del más pequeño, dejando a la vista parte de los suaves cabellos azules. Yoongi se preocupó y sin esperar más se situó al frente del príncipe extrañándolo por su repentino actuar, pero estando curioso por lo que aquel chico haría.
El peligris tragó pesado, nuevamente siendo víctima de aquellos hermosos zafiros que lo habían cautivado. Con manos temblorosas arregló la capa del contrario, rozando de vez en cuando la cálida y delicada piel.
Jimin se sentía extraño. Su corazón latía acelerado y sus ojos pedían a cada momento ser posados en el rostro contrario, todos aquellos sentimientos eran nuevos para él, así como la experiencia de ver de manera auténtica el mundo por primera vez.
La vulnerabilidad natural de su ser estaba más presente que nunca, la fragilidad de su corazón brillaba como el lucero más hermoso en una noche estrellada, mientras las estrellas y constelaciones que vivían en sus ojos iluminaban la belleza de aquel ser noble y puro que había sido escogido para él.
Los cristales vivían y sentían en armonía, la magia azul cubriendo aquel reino con el canto de las ninfas y el susurro de los bosques. Todos unidos en celebración por el encuentro de aquellas dos mitades que juntas eran una sola.
—Ya está —susurró Yoongi luego de haberse perdido por segundos eternos en la magia y belleza del contrario.
Jimin le sonrió tiernamente, haciendo estragos en el corazón del peligris, el cual no estaba seguro de si era buena idea dejarse dominar por sus sentimientos y joven corazón. Porque era el príncipe el que despertaba en él la idea del amor, porque era su protector el que hacía soñar a su corazón, pese a haberlo conocido hace tan solo pocas horas atrás.
—Gracias —y su voz, esa suave y armoniosa melodía que le decía que estaba bien, que no tuviera miedo de seguir a su corazón.
Caminaron un poco más alejándose de la gente, un pequeño sendero iluminado por los cristales llamó la atención de ambos jóvenes; quienes observaron la hermosa fuente de mármol y cristal ubicada en la cima de una pequeña colina.
El príncipe no esperó y con el gozo y curiosidad de un niño pequeño empezó a correr envuelto en risas, nunca había sentido aquella libertad y se sentía tan bien que sus melodiosas risas no podían cesar.
Yoongi lo siguió a los pocos segundos. La jovialidad y naturalidad de su ser saliendo a flote en estridentes carcajadas, mientras seguía el pequeño cuerpo de un animado peliazul.
