Prólogo

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Andy Herrera, una joven de 30 años, desayunaba en la mesa de la cocina, su mirada estaba clavada en la puerta de la habitación de su compañera de piso, y su mejor amiga, Maya Bishop. Estaba fascinada, incómoda y hechizada por esa puerta, aunque deseaba salir de allí, llevaba ya media hora sentada escuchando los gemidos que salían de dicha habitación.

La puerta finalmente se abrió para mostrar a una morena, alta y sexy, Andy ni siquiera sabía su nombre, aunque sabía perfectamente cómo eran sus gemidos.

-Boungornio (buenos días) –dijo la italiana dedicándole una sonrisa a la joven de la cocina antes de marcharse del apartamento.

-Hoy es viernes –dijo Andy con una sonrisa cuando su compañera de piso salió con una sonrisa boba en los labios

-Ajam...

-Y ya son cuatro semanas...

-Ajam...

-¿Dónde quedó eso de diversión solo los miércoles? Y nunca repites con la misma chica, ¿cómo era eso que decías? Si repites vienen las complicaciones...

-El miércoles tuve turno doble y no pude quedar con nadie, solo he cambiado el día –dijo la rubia mientras cogía una botella de agua y le daba con gran trago-. Y nos entendemos en la cama, ambas sabemos que es solo sexo, diversión.

-¿Solo sexo?

-Así es, sin complicaciones. Es mi... salvoconducto después de una semana dura de trabajo, un poco de diversión, buen sexo y ya no tengo que volver a saber de ella hasta la siguiente semana. Fácil, divertido y sin complicaciones.

-Si tú lo dices –Andy se encogió de hombros.

-No debemos llegar tarde, hoy el jefe iba a decir quién es la nueva capitana, ¿feliz de saber que en pocos minutos serás la nueva capitana de la estación de bomberos del 19? –preguntó Maya emocionada por su amiga, y esperando desviar la conversación de su vida sexual.

-Aún no es seguro, no soy la única teniente del cuerpo, está Jack, que lleva siendo teniente mucho más que yo, y también estás tú –Andy intentaba no mostrar los nervios que tenía, sabía que era la clara candidata, al igual que sus compañeros, pero no quería hacerse ilusiones hasta que el jefe se lo anunciase a todos.

-Yo no cuento, llevo poco tiempo como teniente –admitió Maya-. Por cierto, ¿sabes algo de ese rumor de que va a entrar una doctora en la estación 19?

-No, lo único que he escuchado es que iban a proponer que una doctora ayudase en el camión médico, ayudando a Ben en las salidas, así habrá más posibilidades de que los pacientes más graves lleguen estables al hospital... ¿Cómo se llamaba...? Doctora Carina DeLuca, sí, eso es, italiana, como a ti te gustan –lo último lo dijo con una sonrisa pícara en su rostro.

-Si sigues así te vas andando –le advirtió Maya cogiendo las llaves del coche y saliendo del apartamento.

La estación 19 era una estación de bomberos, entre sus miembros se encontraban: Maya Bishop, una joven rubia de ojos azules grisáceos que en su adolescencia había sido atleta ganadora de una medalla de oro; Andy Herrera, hija del antiguo capitán de bomberos, se había criado en aquella estación; Jack Gibson, ex prometido de Andy y el teniente más veterano de la estación; Dean Miller, un afroamericano hijo de padres ricos; Victoria "Vic" Hughes, una excantante de teatro; Travis Montgomery, de ascendencia oriental llevaba la carga de haber perdido a su marido en acto de servicio, al igual que él, era bombero; y el novato, Ben Warren, la nueva incorporación de la estación, un ex médico del hospital Grey Sloan Memorial. El jefe de la unidad era Robert Sullivan, aunque la sombra y la presencia del anterior jefe de unidad, Pruitt Herrera, padre de Andy, seguían presentes, pues se negaba a jubilarse y pasaba parte de su tiempo en el parque de bomberos.

El grupo estaba reunido delante del camión de bomberos, en el garaje, como siempre que su supervisor les iba a pasar revista o les iba a indicar sus labores del día, entonces todos repararon que su jefe no estaba solo, junto a él saliendo de su de...

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El grupo estaba reunido delante del camión de bomberos, en el garaje, como siempre que su supervisor les iba a pasar revista o les iba a indicar sus labores del día, entonces todos repararon que su jefe no estaba solo, junto a él saliendo de su despacho iba una joven morena, Jack puso su sonrisa seductora, Dean se alisó el traje, Ben sonrió con complicidad, mientras que Maya y Andy la miraban boquiabierta.

-¿Qué hace ella aquí? –susurró Maya nerviosa

-Espera, ¿ella es la doctora Carina DeLuca? –Andy vio cómo se aproximaba la mujer que hacía menos de una hora salía de su apartamento-. ¿Por qué no me dijiste que eran la misma persona?

-¡No lo sabía! –dijo Maya mirando hacia todos lados sabiendo que era imposible esconderse

-¿Cómo que no lo sabías? Te dije el nombre mientras veníamos... -los susurros de las dos chicas alzaron el tono haciendo que el resto del grupo las mirase sin comprender de que hablaban

-¡No sé su nombre! –se defendió Maya

-¿Cómo es posible? Lleváis acostándoos cuatro semanas...

-Cuatro veces a lo largo de cuatro semanas –le corrigió Maya-, y no usamos nombres...

-¡19! –alzó la voz Sullivan para hacerse oír y que los miembros del grupo guardasen silencio-. Esta es la doctora Carina DeLuca, a partir de ahora compaginará su trabajo en el hospital Grey Sloan Memorial con el camión médico, ¡así que denle una gran bienvenida a la estación 19!

Todos aplaudieron, todos menos Maya que la miraba sin entender cómo había acabado en aquella situación. Andy, a su lado, aplaudía torpemente mientras intentaba no reírse de la situación. Por su parte, Carina miraba a la rubia de reojo, igualmente sorprendida.

Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora