Capítulo 2

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Maya no había dormido esa noche, no porque se hubiera quedado hasta tarde en el bar, sino porque todo lo que estaba pasando le superaba. Había imaginado el día anterior muchas veces, el día en que la nombrasen capitana, se había sentido orgullosa, merecedora del puesto, pero al salir por la puerta del despacho del jefe se sintió vacía. Siempre había imaginado a sus amigos, los que para ella eran su familia, el 19, felicitándola y celebrando ese día junto a ella, pero en cambio, a nadie le había gustado aquella decisión, nadie la apoyaba, y por supuesto, nadie le había dado la enhorabuena.

Había esperado hasta larga hora de la madrugada a que Andy volviese para intentar hablar con ella, explicarle lo de Jack e intentar arreglar las cosas, pero no apareció en toda la noche. A veces le habían asaltado imágenes de Andy y Carina juntas, las había estado observando durante más de una hora antes de marcharse, ambas habían estado charlando y riendo, como si se conociesen de toda la vida y no de los escasos minutos que se habían visto, y de no ser porque sabía que Andy era hetero, hubiese pensado que es en casa de Carina donde había pasado la noche. Esa imagen por alguna razón le molestaba.

Carina le gustaba, eso lo sabía, ¿cómo no hacerlo? Era una mujer muy sexy, fogosa y generosa en la cama y cuando estaban juntas se lo pasaban bien. Pero no estaba enamorada de Carina, ella no se enamoraba, no dejaba que los sentimientos se interpusiesen en su camino.

***

Carina apenas había dormido, se había ido a su casa tarde, pero estaba acostumbrada a dormir poco por sus turnos en el hospital, aunque a diferencia que sus amigos de cirugía, sus turnos eran mucho más livianos. Pero aun así estaba nerviosa por esa nueva etapa en su vida.

Aunque trabajaría como asistente en el camión médico de Ben, se sentía nerviosa, pues era un terreno que no conocía, no estaría en la comodidad del hospital, con sus enfermeras y el instrumental médico. Su primer día de trabajo, en el hospital, fue a trabajar tres horas antes de su turno, quería conocer el lugar, a sus compañeros, hacer un reconocimiento para poder empezar bien. En esta ocasión, se pudo contener, aunque llevaba más de tres horas dando vueltas a lo aprendido en el cursillo que le habían dado, finalmente, incapaz de seguir quieta, se fue una hora antes al trabajo.

Como era de esperar, estaban los del turno anterior al suyo, por lo que pudo mirar un poco la estación 19, no era muy grande, el garaje donde se encontraban los camiones de bomberos, un cuarto con el material de almacenaje de las mangueras, así como otros suministros para el camión; un vestuario con taquillas con el equipamiento de los bomberos, cada una tenía el nombre de un bombero, como era de esperar, ella no tenía ninguno, pues no era una bombera, su uniforme sería su bata de médico. Siguió por el pasillo principal, había un pequeño recibidor, enfrente la puerta del despacho de la capitana, en este caso de Maya, una sala de descanso, un trastero donde guardar algunas cosas, una cocina, un vestuario con duchas, un gimnasio y una habitación con una hileras de camas componía el resto de las instalaciones de la estación 19.

Cuando abrió la habitación vio que una de las camas estaba ocupada, intentó cerrar para no hacer ruido, creyendo que alguien del turno anterior estaría durmiendo, pero la persona se giró y se la quedó mirando

-¿Andy?

-¿Sabes que el turno no empieza hasta dentro de una hora? –le preguntó Andy sentándose en la cama, por su cara, ella tampoco había dormido mucho esa noche

-Quería conocer un poco el lugar antes de empezar, no quiero dar vueltas cuando haya que salir corriendo, aunque bueno, es menos grande que el hospital, eso ayuda –dijo Carina-. ¿Has pasado aquí la noche?

-Sí, no quería volver al apartamento, no estaba de humor

-Sé que el tomar unas copas no nos convierte en amigas, pero si necesitas algo, puedes contar conmigo –se ofreció Carina con una sonrisa sincera

Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora