Capítulo 50

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Las siguientes semanas si Carina hubiera escrito un diario se compondría por la siguiente entrada:

Día 1: Maya no ha vuelto a casa

Día 2: Maya no ha vuelto a casa

Día 3: Llamo a Ben para saber si Maya sigue viva

Día 4: Discuto con Maya

Día 5: Maya no ha vuelto a casa

Día 6: Maya no ha vuelto a casa

Día 7: No vuelvo a casa

Esas serían las entradas de su diario por dos meses, ir a la estación de bomberos que siempre le había gustado, ahora suponía una agonía, porque era cuando más discutía con Maya, daba igual el motivo, la última discusión fue porque las gasas se habían colocado en el lado izquierdo de la estantería y no en el derecho. En otra ocasión quizás reiría de lo absurdo de sus discusiones, pero le dolía demasiado como para reír.

Una noche más en la oscuridad del apartamento, Carina lloraba mientras se servía el resto de la copa de vino que había abierto esa noche. Eran las tres de la mañana, supo que Maya no volvería esa noche, como otras tantas, miró la prueba negativa de su test de embarazo, habían quedado para hacerlo juntas, pero Maya no apareció. Y Carina lloraba porque cuando vio el test negativo sintió alivio, deseaba ser madre más que nada en este mundo, pero no así. Carina estaba reviviendo su infancia, su adolescencia. Noches en vela preocupada por su padre, temor a que el teléfono sonara porque había hecho una temeridad, ahora lo revivía con Maya, porque en ambos casos ninguno se dejaba ayudar. Ella había sido una hija con un padre con problemas, no quería traer al mundo un bebé para que tuviera que vivir lo que ella vivió. No deseaba eso.

Carina vació la copa, levantándose del suelo donde estaba sentada, se tambaleó casi cayéndose de nuevo, fue hacia su bolso y sacó lo que llevaba guardando días allí, los papeles del divorcio, los había solicitado en un arranque de furia, pero luego se había arrepentido, quería destruirlos pero no podía, así que llevaban un mes con ella, siguiéndola a todas partes. Los tiró en la cama

-No puedo más... -dijo a los papeles

Se tiró en la cama, los abrazó como si fueran Maya, deseaba que entrara y le arrebatara aquellos papeles y los rompiera en mil pedazos, se quedó dormida abrazada a ellos. Por la mañana, se despertó y lo primero que vio fueron los papeles, el apartamento estaba vacío, ninguna llamada, ni rastro de Maya. Carina se levantó dejando los papeles allí

Carina había recogido sus cosas y se había ido a casa de Meredith, dormía en la antigua habitación de Maggie, aunque perfectamente podría haberse mudado a la habitación de Amelia, ya que ésta se había instalado en su habitación desde que llegó, no dejándola dormir ni una sola noche a solas.

Había pasado una semana desde que Carina dejó los papeles del divorcio sobre la cama y se llevó parte de su ropa, Maya en ese tiempo no había ido a buscarla, no la había llamado, no había sabido nada de ella, y no sabía que le dolía más si que durante esa semana no había ido al apartamento y ni siquiera le había mandado un mensaje para avisarla o que hubiera visto los papeles y le diese igual.

Carina se pasaba la mayor parte del tiempo en el trabajo, necesitaba sentir que controlaba algo en su vida y en su trabajo sentía que lo hacía, podía ser de utilidad, sentía que allí la valoraban. Faltaban diez minutos para terminar su turno, podía pedirle a otro que atendiera el busca e irse, pero la perspectiva de irse para estar sola y mirar cada minuto el teléfono por si Maya llamaba no le pareció la mejor idea, así que fue a la llamada, le indicaron un box y se dirigió hacia allí

-¡Carina! -Jack la interrumpió en su camino

-Lo siento Jack, tengo un busca, debo atender...

-Soy yo, yo te he mandado un busca

Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora