Capítulo 51

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Había pasado una semana desde que Maya había sido dada de alta, había tenido una dura sesión con Diane, la psicóloga de los bomberos, le había ayudado mucho, aunque no por eso había sido menos intensa, nuevamente todos sus traumas remontaban a su padre, el miedo de perder, su obsesión por ganar a cualquier coste, un mecanismo que había llevado arrastrando desde pequeña.

Había esperado que Carina volviera a casa, había pasado una semana, creyó que estaba enfadada pero volvería, pero no le cogía el teléfono, no contestaba sus mensajes, y poco a poco, Maya se fue mentalizando que aquello no había sido una llamada de...

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Había esperado que Carina volviera a casa, había pasado una semana, creyó que estaba enfadada pero volvería, pero no le cogía el teléfono, no contestaba sus mensajes, y poco a poco, Maya se fue mentalizando que aquello no había sido una llamada de atención, no es que Carina quisiera asustarla con los papeles del divorcio, su mujer había tomado una decisión y no iba a volver.

-¿Dónde estás? Hoy te noto más distraída -preguntó Diane

-La he perdido, ¿verdad? -dijo Maya mirando a Diane-. A mi mujer. Últimamente he tenido mucho tiempo para pensar, estaba tan llena de odio, estaba en un lugar tan oscuro... que no me di cuenta de lo que hacía. Tenía una mujer maravillosa que veía que me estaba hundiendo en la oscuridad, intentó sacarme de ella y solo la aparté. Últimamente discutía con ella por cualquier cosa aún sabiendo que quería ayudarme, pero no era capaz de ver que necesitaba ayuda. En estos últimos meses, ha habido momentos de lucidez, cuando parecía que la estaba perdiendo, cuando Carina había hasta lo imposible por solucionar nuestro matrimonio, cuando veía que estaba a punto de perderla, tenía momentos en los que me daba cuenta y podía solucionarlo, un día bien y al siguiente mal..., pensaba que cuando tuviera mi capitanía todo volvería a estar bien, que volveríamos a ser la de antes, pero mi mujer se fue de casa y ni siquiera me di cuenta... -Maya había comenzado a llorar, se abrazó las piernas encogiéndose sobre ella misma-. La amo, la amo muchísimo, es lo más importante en mi vida y creo que he conseguido que ella dude eso hasta el punto de que no sepa que de verdad la amo. Cada vez... -Maya tragó saliva costándole hablar-, cada vez que hemos discutido siempre le he echado en cara que perdí mi capitanía por haber estado cuidándola, ¿qué clase de monstruo le dice eso a su mujer? Ella literalmente me salvó la vida. El día de nuestra boda alguien disparó contra mi, Carina se interpuso entre la bala y yo, me salvó, casi muere por mi... y yo le he echado en cara haber perdido la capitanía cuando estaba cuidando a mi valiente esposa...

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Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora