Rompiendo las reglas

Capítulo 40

El esperado día de la boda había llegado y ni Carina ni Maya habían cumplido la regla de no dormir juntas esa noche, lo habían intentado, Carina había preparado todo para irse a casa de su hermano, desde allí Amelia llegaría y la peinaría, Andrew la llevaría al restaurante de los padres de Vic que era donde se celebraría la boda, pero todos los planes habían fracasado cada vez que le decía a Maya que se iba a marchar, los besos de despedida se hacían interminables, las caricias siempre acababan con las dos en la cama, y después de tres intentos que acabaron con ellas haciéndolo por toda la casa, ambas decidieron que era muy tarde para irse, por lo que finalmente habían terminado durmiendo juntas, despertando de vez en cuando y volviéndolo a hacer, como si fueran dos adolescentes hormonadas que no pueden quitar las manos del cuerpo de la otra.

-¡Estoy aquí! -dijo Andy entrando por la puerta

Andy era la encargada de ayudar a arreglarse a Maya, habían quedado en que iría y la ayudaría a vestirse y arreglarse, llevaba un café para cada una. Se sorprendió que Maya no estuviera dando vueltas desquiciada por la casa, pensó que quizás lo había hecho de madrugada y ahora se le habían pegado las sábanas.

-¡Es hora de despertar dormilona!

Andy sonriendo fue hacia la habitación de Maya, tocó el pomo de la puerta y cuando estuvo a punto de abrirlo escuchó un gemido, estuvo a punto de reír

-¿Qué vas a dejar para la noche de bodas? -dijo riendo pensando que Maya estaba masturbándose, de repente su rostro se puso blanco al escuchar un segundo gemido, de una voz diferente

Andy se giró muerta de vergüenza, golpeando una mesita en el pasillo, intentaba no hacer ruido, pero todo lo de la mesa se cayó, haciendo un sonido ensordecedor, para colmo su teléfono comenzó a sonar, Sullivan la llamaba. Andy maldijo en voz baja mientras intentaba ir a la salida, ¿desde cuando ese apartamento era tan grande?

-¡Andy ya estás aquí! -Maya salió con la ropa mal colocada y el pelo alborotado, nerviosa y visiblemente colorada

-¿En serio Maya? -preguntó Andy en voz baja-. ¿El día de tu boda? La última vez sufriste mucho, amas a Carina y ella te ama a ti, no creo que te vuelva a perdonar una infidelidad, ¿por qué te saboteas de esta manera? No creo que empezar vuestro matrimonio con una mentira sea muy sano y...

-Andy... Andy... para -le dijo Maya tapando su boca pues no parecía que fuese a parar de hablar-. No he engañado a Carina, no volvería a cometer esa estupidez. Es ella, no se fue...

-¿Es Carina?

-Sí

-Vale... -dijo Andy soltando un suspiro de alivio-. ¿Sabes que eso se suele hacer después de la boda? -se burló Andy con una sonrisa pícara

Las dos rieron mientras iban a la cocina a tomarse el café y comenzar a prepararse.

-¿Lo tienes todo preparado? -preguntó Andy mirando la montaña de vestidos encima del sofá

-Sí... uno de esos... -dijo Maya indecisa

-Con las ganas que tienes de casarte, deberías tener esto listo hace días -dijo Andy mirando la montaña de ropa

-¿Soy una novia de blanco o de traje pantalón? -preguntó nerviosa e indecisa Maya-. No me decidía, y es algo de lo que debo estar segura, solo me voy a casar una vez, quedará para siempre, debe ser el perfecto

-Exagerada...

-Nos van a hacer muchas fotos

-Que pasarán a un albúm que estará en la mesa del salón

-¿Este? -dijo Maya sacando un vestido color salmón

-¡No!

-Si me hicieras caso y me dejaras elegir a mi, ya estaría -dijo Carina saliendo con todas sus cosas, esta vez preparada para irse a casa de su hermano, después de los mil mensajes de Andrew y Amelia desesperados por su desaparición, aunque uno de los de Amelia le preguntaba si se había dado a la fuga para no casarse