La voz en el micrófono anunció que ya era hora de abordar el autobús. Kazu abrazó a su abuela y ella lo apretó aún más y derramó unas lágrimas mientras acariciaba la espalda de su nieto más pequeño. Sus primos estaban allí también, y lo despidieron afectuosamente, mientras susurraban palabras de aliento. Otra vez la voz de la terminal llamó a los pasajeros del autobús a Tokio, y esta vez, Kazu tomó su valija y sonrió, agradeció a todos la hospitalidad, el apoyo en el mal momento, los tranquilizó, diciendo que estaría muy bien, y salió hacia la plataforma.
Suspiró largamente cuando se encontraba en la fila para embarcar su valija de viaje y su celular empezó a sonar, con esa graciosa canción que indicaba que llamaba Haruka, su mejor amiga. Antes de responder, con el teléfono en la mano, miró el horizonte, ese cielo rojo y casi anochecido entre el verde de las montañas, le sacó una mueca melancólica, al saber que volvía a la cuidad, esa donde ni las estrellas se ven en la noche, y hay tantas personas que casi todas pasan desapercibidas.
- Kazu: Hola, hola!... – saludó a su amiga en el teléfono, con ánimos alegres.
- Haruka: Hey! Hola! Cómo estás?... Ya subiste al autobús?... – Kazu llegó al principio de la fila, y le dio su valija al hombre que la marcó y le dio el número.
- Kazu: Pues... casi, estoy subiendo... - respondió y sonrió al sujeto para luego dar la vuelta y subir al colectivo.
- Haruka: Ha... y cómo te fue con tus parientes?... estuviste allá todo el verano y me abandonaste! Que cruel!... – él rió.
- Kazu: Eran causas de fuerza mayor... además estuviste aquí para el funeral, y te quedaste una semana... la que me abandonó fuiste tú...
- Haruka: Que malo! Yo este verano tuve trabajo! A penas conseguí esos días para estar contigo!... – rezongó.
- Kazu: Solo te estoy molestando, tonta... sé que no tenías mucha opción... además, ahora empieza la parte difícil... tener que buscar trabajo, tener que vivir en la ciudad donde vivía con ella... lejos de mi familia... voy a extrañarla mucho... - llegó a su asiento en el nivel superior del colectivo y dejó su mochila arriba antes de sentarse en su asiento contra la ventana.
- Haruka: Es normal que te sientas así... perdiste a tu mamá, Kazu... vas a estar triste por eso, no debes negarte a sentirte así, porque es peor... - Kazu suspiró.
- Kazu: Lo sé... - su atención fue llamada por un caballero que subió acompañado de una joven atractiva, pero lo que llamaba la atención de Kazu, era el hombre. De elegante traje color gris, con un maletín y una voz grave y fría que lo dejó en silencio repentino.
- Haruka: Kazu?... – preguntó al notar su largo silencio – estás ahí?...
- Kazu: Ha... - amagó a responder, pero enmudeció una vez más, cuando la mirada de ese sujeto cayó sobre él. Se quedó paralizado y bajó los ojos, tratando de disimular el hecho de que lo estaba observando desde que había subido – si... - dijo a su amiga, casi sin fuerzas.
- Haruka: Pasó algo?... te quedaste mudo de repente!... – el sujeto pasó hacia su asiento, más atrás del colectivo, dejando una estela de aroma fuerte y amaderado de perfume costoso y varonil, y Kazu respiró hondo llenándose de esa estupenda fragancia.
- Kazu: Si... - rió – después te cuento... - se cubrió medio rostro, que estaba rojo de vergüenza y siguió sonriendo con pícara mueca.
Kazu terminó pronto la conversación, tratando de que su amiga ya dejara de interrogarlo, y se alistó para el viaje de 6 horas que iba a hacer. La cena fue servida de inmediato y una película comenzó a transmitirse, a penas pasados unos cuantos minutos de recorrer el camino.
ESTÁS LEYENDO
Acoso Laboral
RandomKazumi Hikoi es un recién graduado publicista gráfico, de excelentes promedios y gran potencial, que acaba de perder a su madre a manos de un devastador cáncer. Luego de pasar una temporada en el campo con sus parientes, regresa a Tokyo con la esper...