M a t í a sLondres/ Marzo
Pase el resto del fin de semana cuidando de Shadow, había empeorado. Una espesa baba amarillenta le escurría por el hocico, corrí al veterinario y lo único que hizo fue hidratarlo y darle más medicamento. Lo traje de nuevo a casa, ya mejor.
La semana, que aún ni siquiera llegaba a la mitad, consiguió estresarme al punto de no poder dormir, me molestaba no poder concentrarme en algo por pensar en otra cosa.
—¿Ya te vas?
—Si. Dile a Roch que ya tengo la lista de las pinturas, que no me llame —le digo a Meredith.
—Es miércoles Matías, Roch no viene hasta mañana.
—Como sea —le hago un ademán de poca importancia, y salgo de la galería.
El gélido aire se cuela por mi chamarra con una facilidad fascinante, sigo caminando hasta el restaurante de George y Logan. Antes de llegar a cruzar la calle me entra una llamada.
—Ya no estoy en el restaurante —dice Logan de inmediato—. Siempre llegas tarde.
—¿Dónde estás?
—En mi departamento.
—Voy para allá —regreso por donde vine, hasta encontrar mi coche.
Llegó al edificio y cómo siempre el elevador huele a lavanda recién procesada, como si la persona que hace el aseo pusiera el ramillete de aquella flor cada que alguien va a subir. El olor es asfixiante.
Me enciendo el cuarto cigarrillo del día. No he podido controlar la ansiedad, los ansiolíticos ayudan bastante, pero en ocasiones no es suficiente. Logan no ha insistido en nada respecto al tabaco, creo que nota el estrés y prefiere no intervenir más.Cuándo las puertas del elevador se abrieron no me percate de la persona que estaba en frente y chocó contra mi pecho.
—¡Dios! —la tomé de los hombros antes de que perdiera el equilibrio y cayera.
—Mierda, lo siento —dije, le sacudí la ceniza del cigarro que había terminado en su cabello—. Fue mi culpa.
—No te preocupes. ¿Estás bien?
—¿Me lo preguntas a mi? Yo fui quien te golpeó.
—Fue un accidente —contestó Sara, sacudiendo aún su cabello, no pude evitarlo y le pase la mano de nuevo—. Déjalo.
Aparté la mano y di un paso atrás, también apagué el cigarrillo en mi zapato y lo guarde en mi chamarra.
—¿Estás bien? —volvió a preguntar Sara, note que llevaba más maquillaje de lo que la había visto usando anteriormente. La escaneé disimuladamente, llevaba unos bonitos zapatos rojos y un saco negro que tal vez ocultaba un vestido.
—¿Por qué lo preguntas?
—Te ves cansado.
—Estoy cansado —le sonreí y apartó la vista—. ¿Tú estás bien?
—Genial. Por fin tendré un poco de paz.
—¿Saldrás? —obvio que lo hará, solo que me encanta el chisme.
—Si, voy al cine, tengo años que no lo hago.
—¿Sola?
—No, con un amigo.
—Bien, al menos te das la oportunidad de conocer más gente —solté.
—¿Pensabas que soy tan asocial que no puedo hacer amigos?
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Ilústrame, píntame y no me dejes [En Edición] (COMPLETA)
Teen Fiction-Pienso que el amor es de las ruletas más arriesgadas de la vida, y cayó en mi casilla haciendo que me enamorará de un Londinense castaño, ojos marrones y con labios jodidamente antojables -cerró los ojos y rocé sus labios temblando-, que además me...