S a r a
Italia/ Diciembre
Me desperté cuando sentí frío. Aún estando media dormida me levanté y busqué ropa, terminé poniéndome un suéter gigante y con solo bragas me deje caer a la cama de nuevo.
Lo observé dormir, Matías duerme tan profundo que parece muerto.
Busqué su mano y cuando la tuve cerca la detallé contra la luz de la ventana. Cómo una experta en observar manos la coloqué sobre la almohada y pasé el dedo por sus lunares. Aún recuerdo la forma que le dí aquel día con una pluma, la repasé varias veces.
Matías giró pasando un brazo por mi cintura.
—¿No tienes frío? —susurré.
—Un poco —me pegué aún más y entrelacé mis piernas con su cuerpo, buscando calor—. Así está mejor. ¿Por qué estás despierta?
—No podía dormir.
—¿Por qué?
—Tenía frío —me apretó más contra él y subió la sábana—. Ahora me estás asfixiando.
—Eres muy complicada —murmuró.
—¿Mañana si me acompañaras a rondar por ahí?
Después de cancelar yo misma y darme un día libre del trabajo tenía planeado ir por ahí, sinceramente no conozco mucho aún Italia, pero ya tengo mis lugares favoritos que me gustaría que Matías conociera.
—Sí —buscó mi mirada—. ¿A dónde me llevarás?
—No lo sé. Oye…
Enterré la cabeza entre su cuello y la almohada evitando mirarlo, pasé un dedo por el tatuaje de su hombro recorriendo las líneas.
—¿Sí?
—Te extrañé —susurré.
—Yo también te extrañé, Sara —Matías se alejó y busco mi cara—. Mírame, cariño.
Lo miré tratando de no sonreír demasiado. Matías besó mi frente y soltó una risita.
—¿De que te ríes?
—De todo.
Lo dijo de una manera que me hizo créer que se estaba riendo de la mierda que dejamos atrás.
Tal vez esa conclusión me hizo decir lo que dije, porque ciertamente estoy feliz ahora, y no me arrepiento de haber abierto la boca.
—¿Quieres ser mi novio? —claro que al instante se me hizo vergonzoso escuchar salir esto de mi boca, y ambos soltamos a reír. Me aparté y acerqué mi cara a la suya—. Estoy hablando en serio, Matías. Tal vez no ahora mismo, pero... ¿Quieres ser mi novio?
—¿Puedo ser tú novio?
—Si.
—Entonces yo también acepto —me dió un corto beso—. Amén.
—Estás loco, no es boda.
—¿Y? Hay que bendecir esto.
—Entonces amén, que la virgen poderosa nos bendiga —Matías rió y apretó el agarre en mi cintura.
—Hay que dormir —dijo.
—Mañana tenemos que hablar de que pasará.
—¿Qué pasará?
—¿Te irás?
—No lo sé aún, Sara —y es obvio que no lo sabe, por eso tenemos que saber que seguirá—. Luego vemos. Por lo pronto hay que dormir, novia.
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Ilústrame, píntame y no me dejes [En Edición] (COMPLETA)
Teen Fiction-Pienso que el amor es de las ruletas más arriesgadas de la vida, y cayó en mi casilla haciendo que me enamorará de un Londinense castaño, ojos marrones y con labios jodidamente antojables -cerró los ojos y rocé sus labios temblando-, que además me...