Capitulo 28- M a t í a s

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M a t í a s

Londres/ Abril

—¿Aún no decides qué hacer?

—No.

—¿Mati, realmente te afecta tanto?

—Por algo te llamé, Carla.

Shadow está en el veterinario, le conectaron una sonda gástrica y creen que no mejorará.

—Por eso me preocupa, nunca llamas.

—Suenas como mamá.

—No me importa —suspiró—. Mati, debes de dejar de preocuparte tanto por ese gato, sé que es importante para ti pero no puedes deprimirte por eso.

—No estoy deprimido. Hace dos días dejé de fumar por completo, la cabeza me revienta, no he dormido casi nada, y sigo pintando a pensar de eso.

—¿Dejaste el cigarro?

—Lo estoy intentando.

—Te amo.

—¿Me amas porque mi vida es una mierda?

—Te amo porque lo estás intentando, Matt, —Carla empezó— y jamás pensaré que tu vida es una mierda. Eres la persona más increíble que conozco y no quiero que estés triste por ese gato. Estoy orgullosa de que hayas dejado el tabaco, estoy orgullosa porque siempre tratas de ser mejor persona y si la cagas lo arreglas...

—Carla.

—Lo sé me puse sentimental, pero es que hoy me llego mi periodo, de hecho justo ahora tengo un saco térmico en mi vientre —me pasé las manos por el pelo, escuchando—. Ayer lloré mientras escuchaba Falling y nunca nadie me ha roto el corazón, aún así me aferre a una falsa realidad donde un chico me lastimaba y lloré.

—¿Tipo masoquista? Imaginando escenas dolorosas para que la canción haga un plus.

—Exacto, es increíble, deberías de intentarlo y llorar por tu gato y el tabaco.

—Si, seguro.

—¿Ya lloraste por el gato? —cuestiona Carla.

—No.

—Deberias de hacerlo, si muere ya no lloraras tanto porque ya lloraste anteriormente.

Vaya estrategia.

—Shadow no morirá. ¡Dios eres como Sara! Tan insensible.

—¿Esa Sara quién es? Es vecina de Logan, claro ya lo recordé —no contesté nada—. ¿Desde cuándo salen?

—No salimos.

—Yo supe que sí, y que salían casi todos los fines de semana.

—Logan es muy chismoso.

—Me lo dijo mamá. ¿Entonces sí salen?

—No. Ella es nueva en Londres y me ofrecí a enseñarle la ciudad.

—Y tu polla.

—Jodete —Carla soltó a reír y luego un gruñido— ¿Estás bien?

—Siento que me va a salir algo por entre las piernas, cada que me río siento un dolor que me abre las caderas.

—Tal vez te sale un bebé.

—No me desees mal —se quejó otra vez—. Bueno Mati, te dejo. Estos cólicos me están matando y tengo cosas que hacer. Llámame si decides que hacer o si necesitas hablar y/o llorar.

—Bien, tú también llámame si tienes un bebé.

—Amén, hermano. Te amo.

—Cuidate, también te amo —colgué. Eché un vistazo a mi alrededor y quise que Carla estuviera aquí.

Mi hermana jamás hubiera expresado sus sentimientos conmigo como ahora lo hace, ni yo tampoco.
Cuando abrace a Carla en el piso del baño mientras lloraba o cuando ella se quedó dormida junto a mi para hacerme sentir menos miserable, entonces creo que ahí entendimos el verdadero significado de la hermandad. Hay hermanos del alma, como Logan. Pero tengo el privilegio de poder presumir que Carla salió del mismo vientre que yo, salió con el mismo corazón agridulce que yo, salió de unos padres que nos enseñaron a ser duros e inteligentes, y pasó por cosas que tal vez yo no hubiera soportado. Carla puede llegar a ser exigente, egoísta, soberbia, y con ese estilo gótico que a papá intimida y reta, pero jamás dejará de estar al lado de una persona que ama. He aprendido de ella más de lo que podría decir.

Volviendo a Shadow, que está peor que nunca, el veterinario me dió dos opciones: seguir dándole comida por la sonda o aplicarle la eutanasia. Pensar en cualquiera de las dos me da dolor de cabeza.

Hace años que no tenía días tan cansados. Cuándo no estoy pintando estoy pensando en el gato. Me duermo gracias a los ansiolíticos que el doctor me recetó, y no consigo dormir mucho. Tampoco he tomado alcohol ni he tenido sexo, eso me estresa el triple que lo anterior.

Estos últimos días apague el celular por completo, solo me comunicaba con Meredith por correo de cosas del trabajo, hoy lo encendi para llamar a Carla y lo vuelvo a apagar sin necesitar nada más. Logan vino esta mañana, tenía tanto entusiasmo gracias a que su restaurante está yendo muy bien que me dió un poco de envidia, se fue rápido cuando noto que no estábamos en la misma sintonía.

Supongo que hay días malos, semanas incluso, en días como estos solo pienso que quiero morir y luego recuerdo que odio los funerales y morir me convierte en partidario del acto. Para mi tienen sentido. Así que paciencia.

Ilústrame, píntame y no me dejes [En Edición] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora