EPÍLOGO

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Tiempo después/ En algún lugar de Barcelona.

Tal vez pasaron años, meses, o tan solo unos cuantos días para dar por hecho la importancia del amor en cada vida, y no solo el amor entre dos personas, principalmente el amor propio.

Esos dos jóvenes que un día iniciaron un día sin saber que encontraría una persona que giraría la ruleta, saben perfectamente de lo que estoy hablando. Sara pudo advertir desde el primer segundo en que puso en pie en Londres que todo acababa para darle paso a una nueva vida. Una vida donde no estaría sus recuerdos de aquel pasado poco dulce, donde no estaría su madre juzgando cada movimiento, dónde podría iniciar de cero. Matías también fue consciente de cómo una mujer podría volver a alterar su vida, el terror le invadió por supuesto, sin embargo siguió. Y si esos jóvenes no hubieran seguido a pesar de todos los miedos, recuerdos salados, noches oscuras y demás traumas, estarían tal vez arrepentidos de no haber intentado.

El amor no es una medicina, no es la solución, no corta el problema desde la raíz; el amor es un sentimiento tan simple que a nadie debe de serle difícil sentirlo. El amor no resuelve problemas, solo les quita peso, es como una distracción, un calmante, pero no desaparece nada, no es magia.

Sara y Matías desde alguna playa en Barcelona posiblemente tirados en la arena viendo las estrellas y con la lengua fría de tanto comer yogurt congelado, les quieren decir algo para que igual que ellos continúen:

—Tu primero —le dice Sara a Matías quien gira a verla ignorando el cielo.

—Te amo.

—¡No, Matías! Que les digas algo a ellos, tonto.

—Ah, bien —él se remueve en la arena y vuelve la vista al cielo estrellado—. Que les haya ido mal en el amor no significa que siempre será así. Si una persona les falla no significa que todos harán eso. Confíen. Confíen mucho en ustedes mismos. Amar no es sinónimo de dificultad.

—Bien, ahora yo —Sara suspira—. Pidan ayuda cuando la necesiten. No callen y guarden el dolor hasta que en ese cajón ya no quepa nada, porque cuando exploté será catastrófico. Revisen su mente, estudia que te duele, que te afectó y el porqué de tus actuales pensamientos. No te hagas daño pensando que todos suponen cosas malas de tí, no dejes que las suposiciones te definan. La mejor versión de tí será cuando te sientas bien en tu propia piel y mente.

—Eso sonó muy motivacional, Sara.

—De comercial, ¿Cierto?

—De Shampoo —Matías la mira sonriendo.

—De Shampoo —repite Sara mirándolo, porque como siempre, el cielo queda en segundo plano cuando tienes cerca a algo mucho más bello.

—¿Nos besamos o qué?

La risa de ella se escuchó en toda Europa luego de tirarse encima de él y besarlo como se lo merece.

Todas las oraciones tienen un final, dónde se coloca el punto es donde simplemente ya no importa nada más. Dónde la pareja de amigos que descubrieron que iban a ser padres, ya lo son, y son los mejores. Dónde la amiga que creía no tener un rumbo fijo en la vida entró a estudiar en una academia de soldados luego de volver de unas vacaciones un poco locas. Dónde el amigo con una esposa que nadie quería continuó con su vida a pesar de las críticas a su bella familia. Dónde dos chicos que iniciaron siendo amigos ahora son mucho más que eso. Todo llega al sitio correcto.

Cuando la vida coge un ritmo y ahora hay mucho más que contar pero ya no en el mismo lugar, es cuando se pone el punto final. Ilustrando el futuro. Pintando de colores gratos los recuerdos no tan buenos.  Y no dejando que errores dañen tu mejor pintura.

F I N.

Ilústrame, píntame y no me dejes [En Edición] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora