Capitulo 3

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Hacia unos días que las chicas solamente hablaban por sus hijas en común, pero desde que vio a Brittany en su oficina, no volvió a verla, ya que era lo mejor para ambas.
Igualmente, en estos días tendrían que juntarse para hablar del divorcio, y firmarlo, cosa que ponía mal a Santana.

Desde que se fue de su casa, estuvo viviendo en lo de Noah, donde lo único que su amigo trataba de hacer, era animarla y extrañamente lo lograba, ya que lo único que hacían era reírse. Y las noches donde también se sumaba Finn eran las mejores, porque parecían tres adolescentes de nuevo.

Hoy la latina estaba de buen humor. Se encontraba en su oficina, revisando unos casos, cuando su puerta sonó.

—Adelante— respondió sin dejar de mirar las carpetas.

—Señora López-Pier...— la latina carraspeó y levantó la vista— Lo siento, Señorita López.

—¿Si, Tina?

—Está el señor Wilde en la recepción, dice que quiere hablar con los tres abogados.

—¿Que hace Tom acá?— preguntó frunciendo el ceño.

—No lo sé, Señorita López.

—Dígale que vaya a la sala de reuniones, y llame a los chicos también, en cinco minutos voy para allá— su secretaria asintió y salió de su oficina.

Luego de que Santana terminara de revisar sus casos, se encaminó para la sala de juntas, donde sus amigos la estaban esperando.
En el lugar también se encontraba Tom Wilde, y su hija, Kitty.

—Perdonen, estaba terminando algo— entró a la sala y le extendió la mano a Tom— Cuanto tiempo, Señor Wilde. Es bueno verlo.

—Lo mismo digo, López.

—Y a vos también es bueno verte, Kitty— le extendió la mano ahora a la mujer más baja.

—Lo mismo digo, Santana— sonrió.

—¿A que debemos el honor?— preguntó Finn.

—Simple— respondió Tom cuando todos se sentaron alrededor de la alargada mesa de vidrio— Ustedes son el mejor bufete de abogados de la ciudad y uno de los mejores a nivel nacional.

—Lo somos... pero ustedes ya tienen respaldo legal— respondió Noah.

—Teníamos, eran unos idiotas incompetentes— respondió Kitty— Y por eso, necesitamos sus servicios.

—Los escuchamos.

—Ustedes saben muy bien que mi padre es el dueño de Wilde Construcciones— comenzó relatando Kitty— Somos la mejor empresa de construcción en el país.

—Hace unos meses— continuó su padre— Hicimos un trato con otra empresa, más que trato... éramos sus proveedores. Habían muchos materiales de construcción que estaban en falta, nosotros poseíamos algunos, y esta empresa otros.

—El problema está, que ellos nunca cumplieron su parte del trato. No solo no nos dieron esos materiales, sino que tampoco nos pagaron por los que les dimos.

—A ver ¿Pero tienen un contrato firmado?

—Si. Está todo escrito por contrato.

—Muy bien...— dijo Santana pensativa— ¿Entonces quieren iniciar juicio?

—No. No sinceramente, y creo que tampoco ustedes lo van a querer— respondió Kitty— Solo queremos nuestra parte del trato.

—¿Por qué no lo querríamos?— preguntó Noah.

No me dejes- brittanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora