Capitulo 24

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Día tres en Lima, Ohio.
23 de diciembre.

—Tendríamos que haberles comprado los regalos a las chicas en Nueva York— bromeó Santana mientras caminaban tomadas de la mano con Britt por el centro comercial, ya que mucha gente en la ciudad las conocía.

Las chicas ese día se levantaron temprano y llevaron a sus hijas a pasear.

Primero las llevaron a desayunar a la cafetería donde ellas iban en su adolescencia, para contarles, cómo todos los años, cómo se conocieron.

Después las llevaron un rato al centro comercial para comprarles algunos juguetes antes de navidad, al igual que para que ellas se compraran la ropa que usarían en noche buena, y sería una total sorpresa, ya que ninguna sabía que compró la otra.

Y por último, las llevaron al cine aprovechando que pasaban películas con temáticas navideñas y a su hija mayor le encantaban.

El único problema, era que con sus hijas ahí no pudieron comprarles los regalos por navidad, así que al dejarlas en la casa, tuvieron que volver a salir para hacerlo.

—No hubiéramos podido, sabes que las chicas vigilan todo lo que subimos al auto— contestó riendo.

—¡Pero miren quienes están acá!— escucharon a sus espaldas y se dieron vuelta rápidamente.

—Entrenadora— respondió la latina sorprendida.

—Por favor, Santana. No soy su entrenadora hace años, díganme Sue.

—Algo que nunca creí era verla a usted ser amable— sonrió Britt.

—Lo mismo digo— bromeó la mayor— ¿Están casadas, no es así? Me había enterado que seguían juntas, pero nunca lo creí.

—¿Y eso?— preguntó la latina.

—Nunca creí que alguien apodada Snixx podía ser fiel— rió.

—Bueno, los apodos engañan, Sue— respondió riéndose— Si, estamos casadas.

—Y con dos hijas— agregó la rubia.

—Como pasan los años...— sacudió su cabeza— Bueno, fue lindo verlas, tengo que seguir haciendo algunas compras.

—Igualmente, Sue— respondieron al unísono y la mayor se fue sonriendo.

—Hablando de compras... ¿que tan malas madres somos si les compramos el regalo un día antes?— preguntó la latina mientras retomaban su camino.

—Las peores, cariño— bromeó y se frenó, frenando a Santana— Hagamos algo, sabemos que Susan quiere una guitarra...

—Si...

—Y que Marley quiere los nuevos autitos que salieron.

—Los hot wheels con la pista, si— rió por cómo se refirió Britt al juguete.

—Yo voy por la guitarra, y vos por lo que quiere Marley, además así también podemos comprarle algo a tu familia, yo a Em y Maribel, y vos a tu padre y hermano.

—¿Estás segura que queres que le compre yo algo a tu jakecito?— bromeó alzando una ceja mientras la miraba divertida.

—¿Mi jakecito?— preguntó alzando ambas cejas.

—Solo decía, Britt-Britt— respondió sonriendo con esa sonrisa que derretía a cualquiera— Ya que lo queres tanto, quizás querías comprárselo vos.

—No me digas que estás celosa de tu propio hermano— rió.

—Nop— fue su turno de reír— Solo bromeo, se que nunca te gustaría alguien como Jake.

No me dejes- brittanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora