Capitulo 29

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Luego de que la rubia terminó de hablar con Sam, entró a la casa y lo primero que hizo fue buscar a Santana, quien estaba recién salida de la ducha y con solo una toalla.

—¿Todo bien?— preguntó la latina cuando vió a Britt, quien se tuvo que apoyar en el marco de la puerta del baño para no caerse por la vista que tenía enfrente.

—Ahora si— respondió suspirando con una sonrisa— Pero estaría mejor si me abrazas.

—No.

—¿No?

—Britt, te conozco— respondió sonriendo burlona— Y cuando yo estoy en toalla y vos me pedís que te abrace es porque queres algo más, que claramente yo también quiero, pero ahora no podemos porque tenemos que dormir.

—Pero... está bien— suspiró derrotada.

—Ahora ¿me dejas cambiarme?— preguntó alzando una ceja, y haciendo con su mano un gesto para que se diera vuelta.

—San, no hay nada que yo no haya visto, o toc...— dejó de hablar por el carraspeo divertido de su esposa— Está bien, bueno— se acercó a Santana mientras se sacaba lentamente la remera bajó su mirada y le dió un corto beso en los labios— Entonces me voy a dar un baño de espuma— se dió la vuelta para irse y alzó un poco la voz— ¡Sola y desnuda!

—¡Brittany López-Pierce!— gritó Santana riendo yendo tras ella, y cuando la alcanzó la abrazó por la espalda pasando sus manos por alrededor de la cintura desnuda de su esposa.

—¿Si?— se dió la vuelta fingiendo inocencia.

—Nos vamos a dar un baño con espuma. Ambas— susurró a centímetros de la boca de Brittany.

—Mmm, no sé— comenzó a jugar con la toalla de Santana— Me dijiste que teníamos que dorm...— no pudo seguir hablando porque la latina le dió un beso cargado de pasión. Al separarse, la rubia sonrió— Vamos a darnos ese baño, cariño.

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—¡Señoras López-Pierce! que bueno volver a verlas— saludó el camarero.

Las mujeres entraron al restaurante de la mano como lo hicieron cada vez que fueron a comer en él.

—Gracias— dijeron al unísono mientras se acomodaban en la mesa.

—¿Lo de siempre?

—Si, por favor— contestó Santana con una sonrisa, no sin antes mirar a Britt quien asintió.

—¿Alguna vez probamos algo más que la pasta de este lugar?— bromeó Britt cuando el camarero se fue.

—Nop, no lo hicimos— ambas rieron.

—Hoy me llamó Quinn— contó la rubia alzando una ceja— Me dijo que Finn le dió una invitación para la fiesta de fin de año de la firma.

—¿En serio?— preguntó sorprendida— No tenía ni idea.

—¿No?

—Nop, no me encargué de eso. Me dijeron que iban a invitar a clientes, otras firmas, familiares de empleados, y amigos nuestros... pero bueno, si la invitaron que vaya— se encogió de hombros.

—¿No te molesta? es tu empresa, San.

—Lo que menos me voy a fijar es que vaya ella, Britt. ¿Va con la ena...— carraspeó ante la cara de su esposa— Rachel?

—Si, son una pareja— se encogió de hombros.

—¿Vos vas a venir?

—No me llegó ninguna invitación— dijo sonriendo divertida.

—Sabes que no la necesitas, sos mi esposa, Britt— titubeó en que decir a continuación— Lo que si... que no venga Sam. Sería poco profesional que el asista luego de la demanda a Roberto.

—No sé si voy a ir, pero si lo hago, claramente no voy a ir con el— sonrió agradecida cuando el camarero les trajo el vino— ¿Danielle va?

—Si, Dani va.

—¿Y Kitty?— alzó una ceja divertida mientras servía la bebida.

—Si, tambi... mierda— rió— No lo había pensado.

—Sip, probablemente vaya— ambas soltaron una carcajada.

—Igualmente dejemos de hablar de mi trabajo. Quiero que hablemos de nosotras, después de lo qué pasó anoche...

—Y hoy en la mañana...

—Y hoy a la tarde...

—Si, necesitamos hablar— completó Britt— ¿Pero podemos hacerlo después de comer?

—Si, cariño.

Al poco rato les sirvieron la comida y comenzaron a cenar.

Pasaron la cena hablando de cualquier cosa que no tenga que ver con su relación, y estuvieron riéndose un largo rato.

También hablaron sobre por cuánto tiempo iban a dejar estar a sus hijas en Lima, porque ninguna de las dos quería que pasen sus vacaciones completas allá, aunque también es verdad, que las chicas viajan poco a ver a sus abuelos, así que quizás lo terminen permitiendo.

Otra cosa de la que hablaron fue de la nueva empresa de Britt, la cual si bien todavía tenía que ocuparse del lugar físico, también tendría que empezar con los temas legales, los cuales Santana le dijo que no se preocupara.

Llegó el momento en el que terminaron de comer, y ambas se habían quedado sin palabras.

Ninguna sabía que decir.

—Supongo que yo empiezo...— suspiró Britt— No me arrepiento de lo sucedido, San. No me arrepiento en lo más mínimo.

—Lo sé, y yo tampoco, Britt-Britt— titubeó en que decir a continuación— Desde ya hace un tiempo... yo estuve... estoy... pensando en todo.

—Se más especifica, San.

—Te amo, Brittany.

—Lo sé. Y yo también te amo— contestó sin despegar su vista de ella mientras tomaba un sorbo de vino.

—Y por eso quiero terminar con esto— soltó, haciendo que la rubia se atragante con el vino y la mire sin entender— Nos está haciendo mal todo esto, y nos estamos lastimando sin quererlo.

—¿Vos estás diciendo... que... queres... firmar el divorcio?— preguntó Britt.

—Estoy diciendo que...— le tomó la mano por encima de la mesa para acariciársela— nosotras dos nos amamos un montón, y merecemos algo mejor que lo que estamos pasando. El que yo diga que quiero terminar con esto, no quiere decir que quiera terminar con la relación, quiere decir que quiero terminar con esta situación— la rubia al escuchar eso se relajó— Amor, no quiero empezar un nuevo año sin saber en que situación nos encontramos, si estamos juntas o no, si nos vamos a divorciar o no ¿se entiende?

—¿Que es lo que estás queriendo decir específicamente?

—Yo voy a ir a Boston con los chicos, pero cuando vuelva necesito saber cómo estamos, Britt. Necesito saber si queres seguir conmigo o no. Yo te amo, rubia, sos el amor de mi vida, pero... no quiero empezar el año de mala manera— su esposa iba a contestar pero la latina siguió— No me respondas ahora, pero por favor, Britt, si no estás segura de que queres seguir conmigo, firmemos apenas vuelva de Boston.

—Vos también sos el amor de mi vida— respondió con los ojos llenos de lágrimas, sin saber que más decir.

No me dejes- brittanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora