Hoy era día sábado, y Santana se estaba dirigiendo hacia su ex casa a buscar a Britt y sus hijas, ya que hoy Susan tenía un importante partido de hockey.
Desde aquel día en la oficina, la latina ignoraba cada llamada o mensaje de Brittany, y solo la veía los días que llevaba a sus hijas a la casa. Seguía muy dolida con el pensamiento que la rubia le había sido infiel.
Al llegar, estaciono, miró los papeles que tenía firmados apoyados en el asiento del copiloto y luego de suspirar, los agarró, pero cuando iba a bajar los guardó en la guantera.
Se encaminó hacia la puerta y sacó sus llaves pero inmediatamente se arrepintió, y prefirió tocar el timbre.—Hola— saludó Britt con una sonrisa triste.
—Buen día— contestó imitando el gesto y entrando en la casa— ¿Ya están listas?
—Están terminando de cambiarse— Santana asintió, se apoyó en una pared con los brazos cruzados y mirando al suelo.
—¿Podemos hablar?— preguntó con tono triste y los ojos llorosos.
—No, Brittany, no pongas esa cara— rogó— Te acepté el divorcio sin reprocharte, respeta mi decisión ahora.
—Nunca, San, nunca te engañe. Por favor, créeme.
—¿Cual es la verdadera razón del divorcio, Brittany?— preguntó dolida.
—Vayamos a cenar hoy, que las chicas se queden con sus madrinas.
—¿De que es lo que queres hablar? no lo entiendo. Ya está, me pediste el divorcio, si me engañaste o no, es pasado.
—No quiero que nos divorciemos estando mal. Yo te amo Santana, y esto me duele mucho más a mi que a vos.
—Britt...
—Por favor— rogó.
—Está bien, después del partido dejamos a las chicas en casa de Quinn y Rachel— la rubia iba a contestar pero sus hijas bajaron.
—¡Mami!— corrió Marley hasta ella y Santana se agachó para agarrarla en el aire.
—Hola, mi chiquita— sonrió abrazándola— ¿Y tu hermana?
—¡Acá! Hola, ma— sonrió Susan llegando hasta ellas.
—¿Están listas?— preguntó mirando a sus hijas y a su esposa, quienes asintieron— Entonces vamos.
Las cuatro salieron de la casa. Susan dándole la mano a sus dos madres y Marley en brazos de Santana. La latina por costumbre antes de dejar a su hija en el asiento trasero, fue a abrirle la puerta de copiloto a Britt.
—Gracias— sonrió la rubia entrando.
Luego de acomodar a su hija, Santana se subió al coche y comenzó a manejar. Durante el viaje, Susan hablaba de la importancia del partido, y le explicaba cosas sobre hockey a su hermanita menor, lo que hacía reír a sus madres.
—No te la puedo creer— murmuró Santana cuando un control policial la hizo estacionarse— Buen día— sonrió falsamente.
—Buen día, Señora. Le pido los papeles del auto, registro, cédula y todo lo correspondiente, por favor.
—Britt, me pasas los documentos que están en la guantera, por favor— miró a la rubia.
—Si, am...— carraspeó y comenzó a buscar las cosas, cuando iba a cerrar la guantera luego de entregárselas, vio los papeles que había guardado Santana con anterioridad— Los papeles de divorcio— murmuró.
—Gracias, Señora— se despidió el oficial.
La latina volvió a pasarle los documentos a Brittany, cuando la vió mirando los papeles con los ojos llorosos.
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No me dejes- brittana
Fiksi PenggemarUn matrimonio que se desgastó a pesar que se aman con locura. ¿Lograrán luchar para recuperarlo?