Capitulo 8

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Hoy Santana estaba teniendo un día realmente malo.

Primero, se le quedó la camioneta cuando llevaba a sus hijas al colegio. Segundo, sus hijas llegaron tarde por ese motivo. Y tercero, también llegó tarde ella al juzgado que tenía que dejar unos papeles.

Luego se dirigió a su trabajo, dónde solamente estaba Puck, ya que Finn tenía un juicio. Después de saludar a su amigo, se dirigió a su despacho para empezar con sus casos.

Hacia dos semanas no hablaba con Brittany, ni la veía. Bueno, solo lo hacía cuando iba a buscar o ver a sus hijas, pero desde aquella noche, no volvieron a estar a solas.

Ambas habían decidido sacarse su anillo de casada.

Santana cada día se preguntaba si la rubia estaría saliendo con Sam. Besando a Sam. Acostándose con Sam. Y cada momento que pasaba se arrepentía de lo que propuso.

Hoy con todo el trabajo que estaba teniendo, se propuso no pensar en Brittany, pero no logró hacerlo, ya que cuando abrió un cajón de su escritorio se encontró con una foto de la rubia.

—Mierda— suspiró pasándose la mano libre por la cara, mientras con la otra acariciaba el cuadro. Y como si el destino le jugara en contra, su puerta sonó— Adelante— dijo apoyando la foto en su escritorio.

—Señorita López— entró Tina y habló nerviosa— Hay dos personas que quieren verla.

—¿Que personas, Tina?— preguntó recostándose en su silla.

—Están acá por el asunto de Wilde y Pierce Construcciones...

—¿Quienes?

—Dos representantes de Pierce construcciones.

—¿Está Roberto junto a su abogado?— levantó una ceja y su secretaria negó con la cabeza.

—Justamente el no...

—¿Tina?

—Está la señorita Pierce, junto al abogado— soltó, y Santana apretó la mandíbula sabiendo de que abogado se trataba.

Esto era obra de Roberto, estaba cien por cien segura.

—Tina, por casualidad... ¿El abogado tiene los labios más grandes que hayas visto?— preguntó y su secretaria asintió— Deciles que me esperen en la sala de reuniones. ¿Puckerman está libre?

—Si.

—Okey, gracias, Tina— su secretaria asintió y salió de la oficina.

Santana suspiró y luego de un momento se levantó de su asiento para dirigirse a la oficina de su amigo. Lamentablemente para llegar a ella tenías que pasar por enfrente de la sala de reuniones, la cual era de vidrio, por lo cual se veía todo.

Y lo que vio le molestó. Mucho.

Ambos rubios estaban parados, muy cerca, mientras reían.

Aunque en la cara de su ex mujer por estos tres meses, se notaba que estaba nerviosa por estar en la firma. Nerviosa e incómoda.

Cuando Santana pasó por ahí, como si la rubia la sintiera, la miró y bajó la mirada, alejándose de Sam.

La latina solo negó con la cabeza y siguió a la oficina de su mejor amigo.

—Noah Puckerman— entró sin golpear y cerró la puerta apoyándose en ella— Estoy en problemas.

—¿Te quejas de que no toco tu puerta y haces lo mismo, hermana?— preguntó bromeando— ¿Que pasó? ¿Tengo que comprar un juez?

No me dejes- brittanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora