Durante los próximos dos días, me limité a ir a mi oficina, cumplir con mis obligaciones y regresar al pent-house a altas horas de la noche. Lo hacía lo suficientemente tarde, como para que mi invitada, ya estuviese plácidamente dormida. No acudí al club, pero Jordan me explicó que ya nadie comentaba lo ocurrido y que Roxette se mostraba visiblemente nerviosa al caer la noche. Suponía que verme por allí era lo que menos quería. No era la primera vez que pasaba una temporada sin acudir. No me personaba por decisión propia. Simplemente no me apetecía.
Eran cerca de la una de mañana cuando accedí al ático. Las luces estaban apagadas, pero la luz que se filtraba por el enorme ventanal me permitía moverme en la penumbra. Fui a sentarme en el sofá, cuando escuché la dulce voz de Caroline. Gimió, jadeó y mi corazón se aceleró. Era imposible que estuviese acompañada, por lo que únicamente me quedaba una opción… Me deshice de mi chaqueta y avancé lentamente por uno de los laterales.
—¡Joder! —gritó rota en un suspiro.
De pronto, la visualicé. Estaba jodidamente preciosa, semidesnuda sobre la cama y con sus manos danzando por su cuerpo. Tomé una gran bocanada de aire, mientras sentía como mi miembro despertaba apoteósicamente. Me apoyé en el umbral y me dediqué a observarla por unos breves minutos. Su mano abarcaba su pecho, para después descender hasta su humedad. Se tocaba con ansia, con deseo, con necesidad… Relamí mis labios y deseé perderme en ella.
—¿Vas a ayudarme o te vas a quedar ahí mirando? —reclamó para mi sorpresa.
¿Ayudarla? Precisamente lo que quería era empotrarla. Elevé mi ceja y me di media vuelta. La escuché caminar torpemente a mi espalda, mientras que mi erección me incomodaba. Me dejé caer en el sofá y ella se plantó frente a mí. Un ligero rubor teñía sus mejillas, lo que la hacía adorable…
—¿Piensas seguir huyendo?
Mis ojos se abrieron automáticamente, cuando me acusó rudamente con su mano derecha sosteniendo… ¡Espera un momento! ¿Eso era un consolador?
—Joder, Cariño.
Ella se percató de que me estaba señalando con su juguetito e inmediatamente lo escondió tras su espalda, avergonzada. Inevitablemente emití una pequeña sonrisa que la hizo bajar la mirada.
—¿Quieres jugar? —inquirí con autoridad.
—¿Qué propones? ¿El parchís? —bufó molesta.
Sin mediar palabra, desabroché mi cinturón, bajé la cremallera de mi pantalón y saqué mi pene erecto ante sus ojos. Lo toqué, lo acaricié y fantaseé con su jugosa boca. Ella relajó sus hombros…
—No quiero utilizar esto —dijo descubriendo de nuevo aquel juguete.
—Una semana más… —solicité — En una semana, estarás preparada. Siéntate frente a mí. Muéstrame como lo manejas.
—¿Quieres que lo utilice? — Se agachó ante mí y aproximó su rostro al mío — ¿Qué me das a cambio?
—Cariño —ronroneé — ¿Qué quieres?
—Que me beses, aliéntame.
Su voz me avivó, su solicitud me quemó… La besé, seduje y saboreé… Introduje mi lengua en su boca y acaricié la suya. Ella me correspondió, me buscó y me incitó. De repente, entendí que ella era mi pecado. Ese fruto prohibido que, sin duda, ya no podría expulsarme del Edén, pero que sí podría hacerme caer en un tormentoso abismo. Sus labios me siguieron, me amasaron con pasión y me mordió. Tomó mi labio inferior y tiró de él, haciéndome gruñir. A continuación, se alejó lentamente, se acomodó en el sillón de enfrente y dejó el pudor a un lado abriendo sus piernas para mí.
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Cedric - El Diablo de New York | Erótica + 21 Completa ✅
RomanceOscuridad. Destrucción. Sexo. Muerte. Estas cuatro palabras definían mi vida. A decir verdad, eran las únicas que podían representarme. No soy el caballero de brillante armadura, ni pretendo serlo. Me identifico más con el villano de la HISTORIA. Sí...