A pesar de la magnífica noche que terminamos pasando, apenas conseguí dormir. Me dediqué a contemplarla, a cuidarla… Mi cabeza no descansaba. Cedric Lewis estaba completamente hundido en la mierda. ¿Cómo era posible que a mis treinta y dos años estuviese descubriendo un nuevo mundo? Estaba claro que, Caroline, había llegado a mi vida para mejorarla, pero a su vez, para desmontarla. Me puse unos calzoncillos y caminé hasta la cocina. Con mi taza de café en la mano, me senté en la mesa más próxima a la terraza e incontrolablemente me encendí un cigarro.
Aquel era mi momento de calma, pero en esta ocasión, no estaba resultando así. Estaba tenso, demasiado… Estaba descolocado y eso me molestaba en gran medida. Caroline me impulsaba a actuar de manera diferente con ella y… ¡Joder! No estaba preparado para admitir todo lo que aquello significaba. La escuché bostezar. Giré la cabeza hacia el dormitorio y la vi salir atusándose el pelo. Era como una Diosa. Avanzó directamente hasta mí y con una amplia sonrisa se acomodó sobre mis muslos. Automáticamente, mis manos buscaron su cintura…
—Buenos días, Cielo. ¿Siempre eres tan madrugador?
La sonreí, evitando así decirle que realmente no había pegado ojo y besé con ternura su cuello. Tomó la taza entre sus manos y sin más miramientos me robó mi tan ansiado café. Dio un sorbo y relamió sus labios mientras que sus comisuras se alzaban. Provocadora. Tentadora. Deslicé mi dedo pulgar sobre ellos, en el cual depositó un pequeño beso.
—¿Te has propuesto robarme todas mis cosas? —pregunté divertido.
—¿Cómo qué?
Mi corazón, pensé, pero en vez de decirlo, le quité la taza de las manos y la besé. Ella correspondió de inmediato y el intenso sabor de la bebida me embaucó. Era agradable despertarme así, era agradable tenerla entre mis brazos… La senté sobre la mesa y me puse en pie mientras mi boca avanzaba por su suave piel. Gimió dejándose llevar por mi toque. Sus piernas me rodearon con inmediatez y cuando me disponía a saciarme y que ella se convirtiese en parte de mi desayuno, mi móvil sonó. Lo ignoré, pero al recibir el segundo mensaje lo revisé.
“Mason quiere hablar
de lo que pasó ayer.
Hemos quedado en el club. Te esperamos allí.”“¿En el club? ¿Por qué no en la oficina?”
“Llevas mucho tiempo sin venir.
Hay cosas que deberías revisar…
Darwen quiere regresar.”—¿Quién es Darwen? —preguntó curiosa.
—Una chica del club… —respondí con brevedad —. ¿Quieres acompañarme?
Su sonrisa lo dijo todo. Con agilidad se bajó de la mesa y corrió a la habitación para cambiarse, mientras que yo aprovechaba para responder a mi hermano.
“En menos de una hora estaremos allí.”
Me bebí el poco café que quedaba en mi taza y tras arreglarnos salimos al lugar indicado. En el exterior pude visualizar el coche de Jordan. El cabrón se había dado prisa en llegar. Ezequiel nos acompañó hasta el interior, necesitaba que él estuviese al tanto de todo lo que pudiese rodear a la familia Thompson, y eso incluía sobre todo a Liam y Caleb. El club, a diferencia de las noches, se encontraba vacío. Linda en cuanto me vio se acercó a nosotros con una amplia sonrisa.—¡Querido! ¡Espero que te estés divirtiendo como Dios manda! — Sonreí. Linda y sus cosas — ¿Buscas a tu hermano? Porque si es así, déjame decirte que no pierde el tiempo…
—¿Aún no ha llegado Mason? — Ella negó — ¿Cómo va todo por aquí?
—Sentémonos…
Obedecí, le ofrecí asiento a ambas y a continuación, me acomodé junto a Caroline. Ella enseguida unió nuestras manos, gesto que no pasó desapercibido para la mujer más mayor. Sonrió y con demasiada alegría, añadió:
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Cedric - El Diablo de New York | Erótica + 21 Completa ✅
Lãng mạnOscuridad. Destrucción. Sexo. Muerte. Estas cuatro palabras definían mi vida. A decir verdad, eran las únicas que podían representarme. No soy el caballero de brillante armadura, ni pretendo serlo. Me identifico más con el villano de la HISTORIA. Sí...