El lunes aterrizamos en New York poco antes de las diez de la mañana. Muy a nuestro pesar, tomamos el Jet temprano. Caroline llegó desinflada y con cara de pocos amigos. Desde que habíamos pisado tierra neoyorquina no había pronunciado palabra alguna. Ezequiel vino a recogernos y le indiqué que nos llevase a la oficina. Allí había quedado con Jordan para desayunar y ponerme al día. En mis planes no cabía la posibilidad de que ella se quedase, pero la vi tan entristecida que preferí mantenerla a mi lado.
—Ezequiel, ¿tenemos algo de Frank Weber? —pregunté sentado en la parte trasera del coche, mientras sostenía la mano de ella.
—Señor, Enrico está en ello. Le tenemos localizado, se ha estado moviendo por hoteles cercanos al pent-house, es cuestión de horas…
—¿Tienes las imágenes del Hotel The Ritz-Carlton? — Él asintió a la vez que ponía el intermitente para adentrarse por una de las calles — Envíamelas. Quiero verle la cara a ese hijo de puta.
—¿Quién es ese tal Weber? —preguntó Caroline decaída en el asiento.
—Cariño, todo apunta a que es la persona que te apuñaló — Ella suspiró abatida y yo me limité a entrelazar nuestros dedos —. Te prometo que se arrepentirá de haberte hecho daño.
—Yo también quiero verlo —murmuró.
Se hizo un gran silencio que llenó el habitáculo. En verdad dudaba que ella estuviese preparada para ello y para escuchar la verdad. El coche se detuvo y pude ver a Jordan esperándonos en la puerta del edificio. Trasteaba con gesto divertido en su teléfono, a saber que mierdas guardaba ahí. Nada bueno… Envolví la mano de Caroline y caminamos hasta él. Rápidamente cuando nos enfocó emitió una gran sonrisa y guardando su móvil dijo:
—¡Qué sorpresa verte por aquí Muñequita!
—Hola Jordan —saludó ella de manera cordial.
—Vamos arriba, hay mucho de lo que hablar… — Avanzamos y tras entrar en el ascensor, pregunté — ¿Y Mason?
—Tenemos aproximadamente hora y media hasta que aparezca por aquí —aclaró mirando su reloj —. Ya sabes que Mason es puntual, así que…
Genial. Era tiempo suficiente para que Jordan me pusiese al día. Jules sonrió y nos saludó cuando llegamos. No indicó que todo estaba preparado, mostrándose sorprendida por la dulce mujer que nos acompañaba. Al entrar en mi oficina vi que sobre la mesa alargada estaba todo lo que había pedido; Café, bollería, fruta, tostadas, huevos…
—¡Joder! Muñequita, si esto es por ti, estoy dispuesto a que vengas a desayunar siempre que quieras con nosotros. ¡Vaya festín!
—Cariño, come todo lo que quieras… —espeté sobándola el trasero.
—¿Todo?
La forma en que lo dijo y su tono de voz me hizo delirar. Sin poderlo evitar la comisura de mis labios se alzaron y Jordan bufó.
—No me jodáis. Acabáis de llegar. ¿No habéis tenido suficiente?
—Lo siento Jordan —dijo ella divertida.
—No te disculpes, este cabrón ha usado mi despacho para follarse a Jennifer y estoy seguro de que no fue solo una única vez. Espero que no te acercases a mi escritorio.
—Tu mullido sillón me tentó, pero adoro mis pelotas —explicó lanzando un suspiro —. No perdamos más tiempo…
Frotó sus manos y con decisión se sentó en una de las sillas mientras evaluaba que coger para llevarse a la boca. Nosotros le seguimos. Me llené una buena taza de café, que era lo que verdaderamente necesitaba, mientras veía maravillado como Caroline disfrutaba de aquel desayuno.
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Cedric - El Diablo de New York | Erótica + 21 Completa ✅
RomanceOscuridad. Destrucción. Sexo. Muerte. Estas cuatro palabras definían mi vida. A decir verdad, eran las únicas que podían representarme. No soy el caballero de brillante armadura, ni pretendo serlo. Me identifico más con el villano de la HISTORIA. Sí...