Una vez más amanecí antes que ella. La observé con detenimiento y finalmente la dejé descansar. Era consciente de cuanto la había costado conciliar el sueño. Los últimos acontecimientos con su familia no le habían dado tregua. Así que, me vestí con inmediatez y cerré la puerta del dormitorio. Esperaba a Mason y prefería que ella continuase durmiendo. Preparé café mientras que contemplaba aquel imán de Las Bahamas que inevitablemente me hizo sonreí. ¿Qué me ha hecho Caroline Thompson? Cerré los ojos durante unos minutos y la recordé bailando, disfrutando en la villa y nuestras inolvidables noches en la cala. Sentí un escalofrío que me recorrió por completo. Sí, lo admitía, estaba perdido.
Miré la hora, faltaban cinco minutos para las nueve y media, y sabiendo de su inaudita puntualidad le serví un café. Lo dejé en la mesa, frente al sofá cuando Ezequiel me informó de que Mason ya estaba aquí. Apurado, avancé hacia la puerta y la abrí antes de que él tocase el timbre. Le esperé y cuando le vi llegar su semblante me advirtió. Estaba enfadado y mucho. Le invité a pasar y entonces él contempló todo a su alrededor. ¿La estaba buscando? Sin importarme una mierda su mal humor, me senté en uno de los sofás y di un trago a mi bebida con cafeína. La necesitaba. Mi café mañanero era sagrado.
Mason avanzó por el vestíbulo y sin más rodeos se sentó en el sofá de al lado. Analizó su taza y bebió satisfecho. Me dejé caer sobre el respaldo, centrando mi atención en cualquier punto del lugar, menos en su mirada. Si Mason estaba enfadado, yo podía enfadarme más y simplemente no le convenía. Él carraspeó y de pronto comenzó a hablar. Preferiblemente callé y le dejé escupir absolutamente todo lo que guardaba.
—Cedric, ¿se puede saber qué mierdas haces? Te pedí una única cosa, que era protegerla y mantenerla alejada de la cama de tu hermano y para colmo la enredas en la tuya. ¿En serio? — Ningún sitio mejor que entre mis sábanas, pensé, mas no lo dije — ¡Joder! Teníamos un trato con Caleb y no era precisamente este. ¿Se puede saber en qué estabas pensando? ¿Tengo que recordarte como actuaste con Jordan cuando te llevé a mi casa? ¿Qué tienes para ofrecerle a esa mujer? Cedric Lewis, El Diablo de New York, no tiene nada bueno que ofrecer. ¿Aún no te ha quedado claro? Eres un sádico, un asesino sin piedad que disfruta con el sufrimiento de sus víctimas. ¿En qué mierdas estás pensando para meter una mujer en tu vida? ¡Te creía más listo! Pero está claro que me equivoqué.
Tragué saliva, cerré mi mano y contuve mi ira. Mason estaba sacando lo peor de mí. Deseé pegarle un tiro para así hacerle callar. Pero no, él no pensaba detenerse y por supuesto, yo no pensaba darle explicaciones. Seguí escuchándole por unos largos e intensos minutos mientras la rabia amenazaba con desbordar de un momento a otro.
—Estás siendo totalmente injusto con él — La escuché decir.
—Regresa al dormitorio —solicité de inmediato.
—¡No! Por supuesto que no... —dijo caminando hasta nuestro lado — ¿De verdad, Mason? ¿No tienes nada bueno que decirle a tu hijo?
—Caroline, por favor, no te metas. Esto es algo entre Cedric y yo.
—¡Y una mierda! —gritó enfurecida — No me gusta que nadie, absolutamente nadie se meta en mi vida. ¿Por qué simplemente no podéis respetarnos? Si me metí en su cama fue porque así lo quise y así lo busqué.
Mierda. Precisamente aquellos gritos eran los que quería evitar desde un principio. La tendí mi mano, buscando callarla y tranquilizarla de algún modo. Quería que se sentase a mi lado, pero como si fuese su lugar preferido, se acomodó sobre mis muslos. La cara de Mason fue digna de ver. No le culpo. Incluso a mí mismo me sorprendían mis actos. ¿Por qué no le iban a sorprender a él?
—¿Podemos hablar como personas civilizadas? —pregunté de una manera tranquila y sosegada.
—¡Esto es ridículo! —explotó mirándonos atónito — ¿Desde cuándo? —preguntó — ¿Desde cuándo os acostáis?
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Cedric - El Diablo de New York | Erótica + 21 Completa ✅
Roman d'amourOscuridad. Destrucción. Sexo. Muerte. Estas cuatro palabras definían mi vida. A decir verdad, eran las únicas que podían representarme. No soy el caballero de brillante armadura, ni pretendo serlo. Me identifico más con el villano de la HISTORIA. Sí...