Capítulo 24

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El sábado me angustié hasta tal punto que, a media tarde, decidí introducirme en el jacuzzi, mientras Caroline descansaba tranquila en nuestra habitación. Los días con ella estaban siendo maravillosos, mejor de lo que pudiese esperar e imaginar. El día anterior habíamos salido a cenar a un restaurante de la zona y habíamos bailado hasta altas horas de la noche. Ella bailaba cualquier canción que sonase y me deleitaba con unos buenos movimientos de cadera que me hacían desear poseerla y extasiarla. Daba igual que sonase samba, salsa, rock, pop… Ella bailaba y lo hacía para mí. Los hombres la miraban, la deseaban, pero su atención y sus ojos claros no barrían otro cuerpo que no fuese el mío. Era mía y yo era suyo. Ambos nos entendíamos, nos complementábamos…

Inevitablemente sonreí al recordar su cara cuando me acerqué al pequeño grupo que cantaba en vivo y les pedí que tocasen “Unchained Melody”. Ella en el primer acorde la reconoció y pegándose a mí, me soltó:

—Cielo, eres una caja de sorpresas.

Suspiré y con mi copa de whisky en la mano me giré para contemplar la imagen que aquella villa me regalaba, sin duda, todo un acierto. En unas horas, Petrov estaría pisando mi Casino y eso me quemaba. Me incendiaba de tal manera que, si Caroline no estuviese en la planta superior de la villa, tomaría el primer vuelo posible y me plantaría en New York. Llevaba años sin ver a Nikolay, pero estaba cien por cien seguro de que le reconocería de manera inmediata. Sus ojos, su mirada oscura y llena de odio, era algo que jamás podría olvidar.

Agarré el móvil que reposaba a escasos metros de mí y llamé a mi hermano. Uno, dos, tres, cuatro toques y nada. Aquello me desesperó más. Hice un segundo intento. Marqué y al segundo toque su voz vacilona resonó al otro lado:

Dime que llamas para decirme que tienes las pelotas rojas de tanto follar.

—Jordan, ¿por qué has tardado tanto en contestar?

—¿De verdad quieres una respuesta a eso? — Apreté la mandíbula, esperando su contestación — Estoy en tu jodida oficina, con Jennifer sentada a horcajadas sobre mí. Estaba demasiado ocupado. Yo también tengo mis prioridades.

—¡Maldición Jordan! ¿En mi oficina? — Escuché como le daba un azote y gruñí molesto — ¡Al menos deja de follar mientras te hablo!

Nena —indicó con un tono de voz que me daba arcadas —, espérame en el coche. Enseguida bajo. Y bien Cedric… —espetó mientras escuchaba la clavija de su cinturón — ¿Qué quieres?

 —Primero guárdate la polla —mascullé enfadado —. Te haré limpiar mi despacho con la lengua — Él rio y yo deseé poder romperle los dientes —. ¿Cómo va lo de esta noche?

De verdad Cedric, está todo controlado. Te dije que no te preocupases de nada. Por cierto, Mason está como loco por saber dónde estáis. Caleb se sube por las paredes. Tendrías que verle… Por cierto, ¿a qué no sabes quién está invitado a esa maldita partida de póker?

—¿Tienes un maldito listado?

¡Touché hermano!

De pronto, las suaves manos de Caroline me rodearon y tras depositar un minucioso beso en mi mejilla, apoyó su barbilla en mi hombro. Lo recibí gustoso y abandonando la copa de whisky, la introduje bajo el agua y entrelacé nuestros dedos.

—Dame nombres —mascullé —. ¿Alguien interesante?

Dímelo tú mismo… Caleb Thompson.

—¿Mi padre? —preguntó ella de inmediato — ¿Qué ocurre con él?

¡Joder! ¿Desde cuándo la maldita Muñequita está escuchando?

Cedric - El Diablo de New York | Erótica + 21 Completa ✅ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora