Cedric - El Diablo de New York | Erótica + 21 Completa ✅

Epílogo

Cuatro años después…

El salón de Mason era una autentica jauría y sorprendentemente disfrutaba de ello. Nuestra hija correteaba detrás de Jordan que, animadamente, jugaba con ella al escondite tras el sofá. Claire, era la niña de mis ojos y lo supe desde el primer instante que la tuve en mis brazos. Caroline y yo, decidimos crear una estúpida tradición de la “C” y pensamos seguirla con el nuevo miembro de la familia que viene en camino. Sí. Cedric Lewis, en seis meses, será nuevamente papá y eso me llenaba de orgullo. Mi despacho había desaparecido para convertirse en la habitación de mi pequeña y ahora, al incrementarse nuestra familia, debíamos plantearnos buscar un nuevo hogar acorde a nuestras necesidades.

Caroline, a pesar de apenas cruzar palabra con su padre Caleb, le había dado la oportunidad de disfrutar de su nieta. Nos reuníamos con él en contadas ocasiones y eso a ella la honraba. Si por mí hubiese sido, ese acercamiento sería inexistente. Solía llamar más a menudo y aunque él intentaba romper ese distanciamiento, ella no cedía. Qué hubiese sido el responsable de la muerte de su madre, le perseguiría para toda la vida. Mi mujer no estaba dispuesta a olvidar. No podía pasar página.

Me llené un vaso de whisky y disfruté con la bonita estampa. Mason hablaba afablemente con Jennifer. Está no solo se le había ganado a él, sino al resto de la familia. Estaba embarazada de siete meses y, a decir verdad, no tenía dudas de que Jordan sería un padrazo. Incluso era consciente de que lo haría mejor que yo.

—¡Papi! ¡Papi! —gritó la pequeña viniendo a mí — ¿Juegas con nosotros?

—Por supuesto pequeña —exclamé colocándome a su altura — ¿Quieres que te ayude a coger al tío Jordan?

—¡Síiiiii!

Automáticamente la cogí entre mis brazos e iniciamos una persecución digna de ver. Era ridícula sí, pero mi hija reía y eso era lo que me importaba. Caroline accedió al salón y sonrió incrédula ante la escena que estaba desarrollándose frente a sus ojos. Según ella, yo me había convertido en un crío y le encantaba mi nueva actitud de vida. Lo reconocía, con ellas a mi lado, todo había cambiado, aunque en mis negocios seguía siendo el mismo hombre oscuro y sádico de siempre. Sin duda, me permitía disfrutar de aquellos agradables momentos con los míos.

—Action Man, estás rodeado —murmuró mientras se colocaba al otro extremo del sofá.

—Muñequita, eso es jugar sucio.

Claire estiró la pequeña manita hacia su tío con la intención de sujetarlo y pillarle tal y como exigía el juego, pero él, divertido, la cogió en brazos y salió corriendo por el salón mientras la llenaba de cosquillas. Sin tiempo que perder, aproveché para acercarme a mi preciosa mujer y rodearla entre mis brazos.

—Cariño, te quiero.

—Y yo a ti, Cielo —murmuró restregando su nariz con la mía —. ¿De verdad Mason se va a quedar con la pequeña esta noche? — Asentí feliz y comprobé como sus ojos brillaban de deseo — ¿Cuál es el plan?

—Había pensado en llenarte de besos —susurré depositando algunos por su cuello —, desnudarte, hacerte el amor como un auténtico salvaje y hacerte gritar de placer.

—¿Durante toda la noche?

—Si tú me lo permites, sí.

Ronroneó satisfecha por mi proposición y con cierto disimulo, que a mí me volvía loco, palpó mi entrepierna divertida, mientras lanzaba un gruñido. Sonreí ante su osadía y la levanté en volandas del suelo. Inmediatamente me rodeó con sus piernas y suspiré aliviado de que aquel pantalón vaquero marcase la distancia entre nuestras intimidades.