Extra II

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¡Se había ido! ¡El maldito de Cedric Lewis se había ido sin despedirse de mí! Debía admitir que me lo olía, por eso la noche anterior había aprovechado un descuido para guardar una de nuestras fotos en el bolsillo interior de su chaqueta. Sobraba decir que llevaba desde primera hora de la mañana llorando, había llamado al Action Man en innumerables ocasiones para ver si él tenía información de su hermano… ¡Joder! Incluso juraría que le había pillado follando, pero era Jordan y eso, en él, no era raro.

“Le he pedido a Jordan que me acerqué
al pent-house. En media hora estaré allí.”

Me escribió Jennifer.

“No hace falta. Siento haberos molestado.”

“No es molestia.
¿Necesitas algo?”

En ese instante dirigí la mano a mi vientre. Tenía un maldito retraso de seis días. Lo había asociado al estrés, quería asociarlo a eso, porque… no podía estar embarazada. Cedric Lewis no quería niños. Rápidamente me senté en el colchón e intenté evaluar mis últimos días. Sí, era evidente que tenía los nervios a flor de piel, que lloraba por cualquier motivo, pero… ¡Joder! Caleb había confesado el asesinato de mi madre, Liam me había confirmado su historia de amor con ella y para rematar había tratado de matarme no una, sino varias veces. Visto así, un desajuste en mi periodo no debería ser tan alarmante, pero lo era. ¡Claro que lo era! Cedric casi se volvió azul cuando pensó que podía estarlo, lo que me hacía pensar que, si mis sospechas se confirmaban, él se decepcionaría.

“Necesito que me traigas una prueba de embarazo.
Y por favor, que no te vea Jordan.”

“¿Qué? Cuenta con ello.”

“Gracias. Te debo una.”

A última hora de la mañana, él me llamó. En Polonia era de noche y escucharlo fue reconfortante. Me indicó que mirase en mi mesita de noche, donde encontré un regimiento de chicles de fresa, inevitablemente rompí a reír. Solamente a él se le ocurriría algo así. Finalmente me ordenó que abriese su cajón y cuando lo hice me quedé sin habla al leer una pequeña nota de su puño y letra:

"Echaré de menos tus besos mañaneros. Prometo dártelos todos a mi regreso.
Recuerda que lo eres todo.
Tu Diablo."

Bromeamos entre nosotros, aun así, no logré quedarme tranquila. Esa estúpida pelea no pintaba bien y, a pesar de que los Lewis insistían en tener todo bajo control, yo dudaba de ello. De un tipo como Petrov podías esperarte cualquier cosa.

—¿Me quieres? —preguntó ansioso.

—Te quiero Cedric Lewis, pero cuando regreses te castigaré por lo que me has hecho.

—Cariño, el único que castiga soy yo — Reí. Adoraba sus castigos —. Prometo llamarte mañana. ¿De acuerdo?

Fugazmente me ventilé la primera caja de chicles. ¿Dónde narices estaba Jennifer? ¿Por qué tardaba tanto? Cerré los ojos y pensé en que iba a hacer si ese test salía positivo. ¡Positivo! ¡Dios! ¡Era de locos! Ansiosa comencé a dar vueltas por el salón ante la atenta mirada de Ezequiel que se limitaba a observarme en total y absoluto silencio. Un silencio que era desquiciante. Me preguntaba cómo Cedric era capaz de tolerar algo así. En cuestión de minutos, se puso a hablar por teléfono con el que parecía ser Jordan y en un visto y no visto lo tenía allí plantado, frente a mí, burbujeando en la cintura de Jennifer que reía ante su toque.

Cedric - El Diablo de New York | Erótica + 21 Completa ✅ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora