Abrazados y desnudos. Así amanecimos.
Su pierna se cruzaba con la mía y su mejilla reposaba en mi pecho. Me dediqué a mirarla y a contemplarla por más de treinta minutos. Ella dormía tranquila, relajada y totalmente despreocupada. La admiraba. Mi cabeza, por el contrario, no había dejado de pensar e hilar. Necesitaba hablar con aquel individuo cuanto antes y sacarle toda la información posible para así detener aquello. No podía arriesgarme a cometer un error, ignorar un simple dato y que, por ello, Caroline saliese perjudicada.
En mi vida jamás había sentido aquella extrema necesidad de proteger a alguien. Parecía paradójico. Aquella mujer, había llegado a mi vida para ponerla patas arriba y de qué manera. Si Mason fuese conocedor de esto, posiblemente quisiese deportarme de New York. Me hacía gracia, él estaba tan seguro de mí, que ni siquiera se había preocupado de que la hubiese besado. Me pregunto qué diría si nos encontrase así. Su pelo castaño lucía desaliñado y dado a que anoche, no se retiró el maquillaje, parecía un precioso oso panda. Sin poderlo remediar sonreí.
Observé el reloj, eran poco más de las diez y media. Anoche nos habíamos acostado tarde ya que me había pasado gran parte del tiempo colmándola de besos. Mierda, comenzaba a parecerme al jodido de Jordan. Bufé molesto de sólo pensarlo. Me levanté con cuidado de no despertarla e inspeccioné la herida de mi brazo. Tenía buena pinta. A continuación, avancé hasta el cuarto de baño para darme una ducha. Necesitaba despejarme. Esperaba que Mason se hubiera encargado de cumplir con lo que le había pedido y no hubiese dejado descansar a aquel idiota. Deseaba matarlo y dudaba que mi paciencia con él fuese a ser eterna.
De pronto, cuando estaba enjabonándome, apareció ella por mi espalda. Sus manos me rodearon con mimo hasta plantar sus palmas en mi torso. Me dio un leve beso en el omoplato y mi corazón se disparó. Mi espalda, era un caso aparte, demasiado dolor en mis cicatrices. Era algo que jamás iba a superar. Me giré para mirarla, lo prefería. Caroline sonrió y poniéndose de puntillas me besó. Su boca me abrasó y me engulló con pasión. Inevitablemente la correspondí. Sujeté su rostro entre mis manos y la besé con furia, mordiéndola y lamiéndola.
—¿Puedo acompañarte?
—Cariño, deberías habérmelo consultado antes. ¿No crees?
—Te lo pregunto ahora. ¿Tenemos tiempo para ducharnos juntos antes de que venga Mason o Jordan?
—Te aseguro que contigo aquí, me apetecen hacer muchas otras cosas, menos ducharme.
La tomé de la cintura y ella enredó sus piernas en mi cadera. Mi miembro tocaba la entrada de su vagina. Era fascinante como mi cuerpo reaccionaba a su cercanía y como el suyo correspondía animadamente. Sus pechos quedaron oprimidos contra mi tronco superior. Yo, lejos de intentar tomar distancias como hubiese hecho en otra ocasión, la pegué más a mí. La estrujé con ganas y seguí recreándome…
—Estás entrando en un terreno muy peligroso conmigo.
—¿Por qué? —preguntó mirándome fijamente — No le tengo miedo al Diablo de New York. Sé que no me harás daño.
—Cariño, no estés tan segura de eso —recomendé —. ¿Y si no quiero dejarte escapar nunca? —pregunté de manera automática — ¿Y si cuando quieras alejarte de mí ya es tarde?
—Cielo… ¿Y si soy yo la que no quiere alejarse de ti? —contraatacó — ¿Me echarías de tu lado?
¿Y si el destino, ese en el que no creía, me había acercado a Caroline Thompson? ¿Y si nuestro destino era terminar juntos? Imposible. Mi mundo era solitario, oscuro y siniestro. Caroline se merecía algo mejor. Sin embargo, en momentos como este, cuando estaba con ella, pensaba que hacíamos un buen equipo. Nos entendíamos y nos complementábamos. Joder, incluso había dejado de lado mis tormentos y la había permitido tocarme. Su calidez me tranquilizaba, me propinaba el equilibrio que necesitaba… No era como las mujeres del club, su compañía para mí se estaba volviendo esencial.
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Cedric - El Diablo de New York | Erótica + 21 Completa ✅
RomanceOscuridad. Destrucción. Sexo. Muerte. Estas cuatro palabras definían mi vida. A decir verdad, eran las únicas que podían representarme. No soy el caballero de brillante armadura, ni pretendo serlo. Me identifico más con el villano de la HISTORIA. Sí...