Sexo.
Para mí tan solo se trataba de eso, y a pesar de que Caroline también lo buscaba, no parecía satisfecha con mi metodología. ¿Qué esperaba? ¿Acaso quería vivir la idílica historia de amor con un jefe mafioso? Amor, que estupidez. Aquella palabra ni siquiera tenía cabida en mi vocabulario. Mi vida era así y sus opciones eran sencillas; lo tomaba o lo dejaba.
Posiblemente yo mismo había cometido el error más grande del mundo al acceder a tocarla en mi cama. Aquel día, si había una barrera entre nosotros se hizo más débil, para finalmente eliminarla la noche que la llevé al club y me besó. Fantaseaba con volver hacerlo. Cada mañana, cuando la veía sobre el colchón con aquel sutil pijama, tenía que armarme de valor y contenerme para no culminar el momento. Dos días habían pasado desde aquella tórrida escena y me había dedicado a evitarla a toda costa, pero no solamente a ella, sino a todos.
Ni Mason, ni Jordan, ni las chicas del club me habían vuelto a ver la cara. No me escondía, pero necesitaba evadirme de ellos. Ezequiel, cada mañana me acompañaba a nuestro centro de entrenamiento, donde me ejercitaba acompañado por alguno de mis hombres. La mañana estaba siendo tranquila hasta que la vi aparecer. Portaba unas mallas que se ajustaban a sus piernas y un top deportivo que soñaba con arrancar. ¿Qué se suponía que estaba haciendo allí?
Repasé su figura y vi como en el costado aun portaba el pequeño vendaje que cubría su herida. Miraba confusa a ambos lados, observando a todas las personas que se encontraban allí hasta que dio conmigo. Me saludo tímidamente. Barajé la opción de acercarme y preguntarle a que se debía su visita cuando vi a Jordan situándose a su lado. Bufé al comprender que la había llevado para ofrecerla esas jodidas clases de defensa personal. Cambié la pesa de mano y continué haciendo mi ejercicio.
—Muñequita, ellos son Jacob y Peter — Le escuché decir —. Serán los encargados de enseñarte las técnicas necesarias para que puedas patear el culo de ese hijo de puta si vuelve a aparecer…
—O el del imbécil que me robó mi daga —añadió con sorna.
Automáticamente me levanté y avancé hasta el grupo…
—Me muero por ver eso… —escupí de manera desafiante — Jacob, Peter, demostrarle a esta señorita que luchar y pelear no es para cualquiera. No quiero que tengáis compasión con ella y aunque os pida que paréis, no quiero que lo hagáis — Ella me miró fijamente y mordisqueó su labio inferior con nerviosismo. Sujeté su mano y deposité un beso en el dorso de la misma —. Disfruta de tu entrenamiento, Cariño.
Volví a alejarme con desdén y me senté para continuar con mis ejercicios de pesas. Jordan dio unas instrucciones y a continuación, se acercó a mí. Le observé con cara de pocos amigos. No quería, ni tenía cuerpo para soportar sus impertinencias. Jacob y Peter, animadamente comenzaron a explicarle los movimientos básicos. El primero, colocó la mano en su cuello con suavidad, mientras le indicaba la primera acción para deshacerse de un agarre así, y por un instante, sentí las incontrolables ganas de ir y apartarlo de un empujón. Ella reía ante las explicaciones atrayentes de aquellos dos…
—Vamos, ¿acaso quieres que acaben con ella en el primer entrenamiento? Aún tiene molestias, pero Mason insistió en que era importante que fuese viendo algunas técnicas y también, algún combate entre ellos.
—No aguantará ni tres días —declaré con cierta indiferencia.
—Puede ser… Oye mira, no sé qué te traes con ella, pero…
—No hay absolutamente nada entre nosotros —interrumpí.
—¡Joder Cedric! Le comiste la jodida boca después de que se restregará como una auténtica leona. Sin mencionar que me echaste del puto reservado. ¡No me digas que no hay nada!
ESTÁS LEYENDO
Cedric - El Diablo de New York | Erótica + 21 Completa ✅
RomanceOscuridad. Destrucción. Sexo. Muerte. Estas cuatro palabras definían mi vida. A decir verdad, eran las únicas que podían representarme. No soy el caballero de brillante armadura, ni pretendo serlo. Me identifico más con el villano de la HISTORIA. Sí...