Capítulo XIV

79 8 0
                                    

Escuchaba el ajetreo que había en la oficina mientras pasaba las hojas de un manuscrito aunque a pesar de que las tuve que leer múltiples veces no lograba atrapar ni una palabra, era como si no pudiera concentrarme en absoluto en ello haciendo que gruña ligeramente a la vez que me decidía a levantarme de mi escritorio para poder ir hacia la pequeña terraza que teníamos. Aunque era más para las personas fumadoras, las cuales eran pocas por lo que a veces podía estar completamente sólo ahí, enciendo un cigarro sintiendo como me calmaba lentamente pero aún sin entender el porqué me estaba sintiendo de esta forma haciendo que una vez más volviera a gruñir.

—¡Ah! Con que aquí estabas —habla Aiden parándose a mi lado viéndome por unos segundos.

—¿Qué quieres?

— Ya van a llegar los pasantes para su primer día —me informa como si fuera algo que hubiera olvidado a pesar de lo mucho que me lo había repetido—. Y no creo que quieran ver tu cara de malhumorado.

—¿Es en serio? —voltee a verlo con el rostro serio y con el cigarro en la mano—. ¿Por qué ellos tendrían que verme?

Aiden me miró con el ceño fruncido: sabes quien eres, ¿no? —pregunta pero antes de que responda levanta la mano—. Eres Eclis Meyer, el mejor escritor de esta editorial y del mundo. 

—¿Por eso quieres que vaya contigo?

—¿No te gustaría recibirlos conmigo? —cambia de tema rápido pero haciendo claro que sólo era por eso.

No pude evitar poner los ojos en blancos a la vez que exhalaba el humo del cigarro, en un día normal Aiden es una persona completamente normal pero cuando le tocaba recibir a los nuevos pasantes siempre quería causar buena impresión y por eso intentaba llevarme con él cada que podía.

—Lo harás bien sin mí.

Él se queda unos segundos esperando que cambiara de opinión pero cuando no fue así se va rápido ya que probablemente estaban llegando los nuevos. Miró el cigarro a la mitad antes de apagarlo y tirarlo en el bote antes de entrar nuevamente con las manos en los bolsillos.


Brant se había ido en cuanto me bajé del coche y aún así me quedé en la acera viendo el edificio que estaba frente a mí, sabía que pronto tendría que entrar pero decidí tomarme un momento para entender lo que iba a hacer ahora.

—Hola, Hari —escuché que alguien me saluda logrando distraerme.

—Hola, Christa —respondo sonriendo al ver un rostro conocido—. ¿Pasantía?

—Sí, la verdad es que es como un sueño hacerla aquí —responde volteando a verme claramente emocionada—. ¿Vamos?

Aunque estaba bastante nerviosa para entrar decidí seguirla, el primer piso del edificio era la librería donde tenían todos los libros que habían publicado desde sus inicios hace unos 10 años y también era el lugar donde podías encontrar de aquellos que ya no habían en ningún otro lado. Para poder ir a las oficinas tuvimos que atravesar toda la librería sólo para encontrarnos con la problemática de que necesitabas credencial para poder utilizar el elevador por lo que tuvimos que pedirle ayuda para que pudiéramos usarlo.

—¿Crees que sea el profesor Meyer quien nos dé el recorrido?

Pude ver lo deseosa que estaba porque fuera él quien nos diera la bienvenida oficial a Caltes y no me vi con el poder de decirle que las probabilidades eran demasiadas bajas de que aquello pasara pero no tuve que hacerlo.

—¡Hola! —saluda una mujer con una sonrisa bastante amigable en cuanto las puertas del elevador abren—. Las voy a llevar a una sala de reunión para que esperen a Aiden, quien es él que les dará el recorrido el día de hoy.

Christa hizo bastante notorio lo decepcionada que estaba de que no fuera Eclis Meyer pero yo podía agradecer internamente de ello, sinceramente ya era suficiente tenerlo en las clases. Mientras caminaba detrás de la chica puede ver el movimiento que había en la oficina en ese momento antes de entrar a la sala donde estaban algunos de los pasantes. Sólo eran un par las caras que yo conocía pero parecía que Christa si los conocía ya que saludó a todos con una sonrisa amigable. 

—Tú eres la de la presentación de danza, ¿cierto? —pregunta un chico que estaba sentado frente a mí.

—Sí, es ella —le responde Christa pasando su brazo por mis hombros.

—Debo decir que estuviste increíble ese día. Nunca me había gustado el ballet hasta esa presentación.

Como si eso hubiese aligerado el ambiente varios se pusieron a platicar sobre la presentación que había hecho aunque yo sólo sonreía ligeramente abrumada por la atención que estaba recibiendo en ese momento esperando que algo los hiciera distraerse y alguien verdaderamente escuchó mis plegarias cuando la puerta se abrió nuevamente haciendo que todos nos levantemos. El sujeto que entro parecía mucho más emocionado que nosotros y aquello fue como una emoción que se propagó entre los nuevos.

—Hola chicos —saluda haciendo un gesto para que nos sentemos—. Mi nombre es Aiden soy segundo editor de Caltes, ya se que ustedes van a distintas áreas y van a conocer a algunos de sus asesores pero por el momento vamos a hacer el recorrido. 

Todos nos levantamos para seguirlo como cachorros asustados detrás de él, probablemente habría podido ser un buen maestro por la forma en que hablaba mientras nos mostraba los lugares como la imprenta, el resto de las salas de conferencia denotando que había una por cada departamento en el piso superior y no evitó presentarnos ante cualquier persona que cruzara su camino pero disculpándose de no podernos presentar ante el presidente y la directora ya que estaba ocupado con el departamento de ventas. Además de la librería para venta al público había un acervo de libros de consulta para los trabajadores en el piso 2, piso 3 es donde regularmente trabajaríamos. También contaban con una pequeña cafetería donde se podía ver a Eclis Meyer con un manuscrito en la mano derecha y una taza de café en la izquierda. Parecía todo un modelo y a quien no parecía importarle nuestra presencia a su lado, podía notar lo largas que eran sus piernas y el ceño fruncido en un intento de total concentración, casi podría ser la nueva versión de el pensador. Aunque ni una escultura de esas le hacía justicia a la belleza que evocaba Eclis.

—Hola —saluda Aiden acercándose a él—. Ellos son los nuevos integrantes de Caltes.

Eclis tardó un momento en despegar la mirada del manuscrito para voltear a vernos a la vez que nosotros saludamos, algo en sus gestos me hizo creer que se había metido en la cafetería para poder evitar vernos así que en cuanto dejo la taza en la barra y se levantó el ambiente se hizo frío.

—Bienvenidos —soltó en un tono bajo su mirada en mí por unos instantes largos antes de pasar por mi lado para alejarse, cosa que agradecí ya que no pude evitar arrugar la nariz al sentir el ligero aroma a cigarro.

—Supongo que todos ustedes ya lo conocen así que saben que él es así —lo disculpa Aiden antes de llevarnos a donde serían nuestros lugares.

Al resto les tocó en las mesas grupales de cada departamento pero a mí me tocó sólo a un escritorio de distancia de donde estaba él pero lo único positivo es que desde mi lugar podía ver todo el tercer piso.

—Aquí hay una guía que dejó tu compañero pero si necesitas ayuda no dudes en pedírmela, ¿de acuerdo? —me habla extendiendo una libreta de color negro—. Bienvenida a Caltes.

Cuando escriba tu historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora