—¿Por qué estamos aquí? —pregunté sentándome en una de las sillas.
El director nos había llamado de imprevisto para poder discutir algo con nosotros, los nuevos en la editorial y todos parecían ligeramente ansiosos sobre la situación ya que no teníamos idea de lo que estaba pasando.
—No tengo idea —me susurró un chico a mi lado.
—Que bien tenerlos a todos aquí —habla el director con alegría—. Tengo un anuncio para todos ustedes, nos iremos a un taller este fin de semana así que espero contar con su participación en el viaje que haremos.
—Director, yo no puedo ir —anuncié con voz calmada—. Tengo que estar en un evento de beneficencia en la universidad.
El director pareció ligeramente decepcionado así que terminé saliendo de la sala ya que el resto era información de lo que harían durante el taller por lo que decidí seguir con mis asuntos y terminar de llenar los deberes que se debían hacer pero los siguientes días fue toda una nube de nerviosismo en el grupo de danza la cual incrementó hasta el día del baile. Para podernos preparar tuvimos que hacer uso de dos salones como vestidores, uno para los chicos y uno para nosotras así que cuando entré pude notar lo apresuradas que estaba buscando el maquillaje o arreglándose el cabello.
—¡Date prisa, Haru! —ordenó Ris al verme—. Ya casi es la hora.
Me cambié la ropa por un vestido rojo ligeramente entallado pero bastante cómodo además de ponerme unos tacones negros bajos demasiado cómodos y que podía usar para pisar a Ryan si hacía algún comentario estúpido. Por un instante decidí asomarme ligeramente por la ventana notando que la gente ya se reunía en torno a la pista que habían dispuesto para nosotros en uno de los enormes patios del campus antes de que Riska me separara para ayudarme con el maquillaje ya que yo nunca fui de hacer eso a pesar de lo mucho que las chicas se prestaron a enseñarme.
—Deja de hacer muecas —ordenó haciendo que me quedara quieta—. Sé que es ir en contra de mis palabras pero puedes cambiar de pareja si quieres, no creo que las chicas se enojen.
—No te preocupes —respondí en cuanto termino de ponerme labial—. Estaré bien.
—¿Estás segura?
Asentí con una sonrisa en los labios para que ella no se sintiera con alguna especie de culpa sobre la situación que teníamos enfrente nuestro, en cuanto todas estuvimos listas salimos finalmente del salón caminando hacia el patio donde ya nos estaban esperando los chicos.
—Me gusta tu chaleco —comenté al acercarme a él.
—¿En serio? —preguntó Jeon con una sonrisa—. Es algo bueno, June anduvo molestando con que debía vestir bien y supongo que también te vistió a ti.
El vestido me lo había prestado ella ya que yo no era tener múltiples vestidos además de que no iba a tener suficiente tiempo para crear uno así que simplemente me lanzó uno antes de irse argumentando que estaría ocupada este fin de semana.
—¿Estás listo?
—Yo espero que estés lista para poder soportarlo —gruño rápido.
—¡Vamos chicos! —exclamo Riska—. Es hora.
Tuve que acercarme a Ryan, quien parecía demasiado alegre en cuanto tomé su mano para salir en una fila hacia la fila donde ya estaban todos esperando por nosotros, así que en cuantos nos acomodamos en la pista el mundo se quedó en silencio para que sólo la música se pudiera escuchar y todos, como si fuéramos una sola persona, comenzamos a bailar de manera sincronizada y gracias a todos los dioses él se mantuvo callado en todo el baile hasta que finalmente terminamos y recibimos los aplausos de las personas quienes comenzaron a pedir un nuevo baile.
—Una disculpa amigo —habló Jeon junto a nosotros—. Pero es hora de que Haru sea mi pareja, no te molesta, ¿cierto?
Ryan no dijo nada pero me soltó de la mano permitiendo que me fuera con él ya que esperábamos que la situación fuera así por lo que se organizó un nuevo baile, algo diferente al tango, un vals, aunque técnicamente era un baile que sólo Jeon y yo haríamos y que habíamos estado aprendiendo en las noches para poder hacerlo bien. En cuanto sonó la música ambos bailamos, en un ambiente más relajado y que me permitió disfrutar verdaderamente ese momento ya que Jeon era bueno dirigiendo el baile así que al concluir ambos miramos al público para hacer una reverencia.
Tomo una respiración profunda sintiendo a la nicotina hacer su efecto de manera casi instantánea mientras me sentaba en una de las bancas de aquel lugar, de algún modo no había logrado zafarse de esta situación por lo que estaba atrapado en una de cabaña con el resto de la gente de Caltes, además de que al jefe se le ocurrió hacer una caminata demasiado larga para todos y ahora mismo estaba junto a la fogata hablando de lo divertido que había sido todo esto.
Después de este taller tendría que ir de viaje por una semana a Munich para poder promocionar mi nuevo libro así que lo más probable era que la persona que se quedaría en mi departamento tendrá tiempo para acostumbrarse a él, aunque a decir verdad, no sabía quién sería esa persona, ni siquiera llegué como tal a abrir los archivos que e había enviado Klaus, sólo escogí un número al azar así que esperaba que no fuera una mala opción, confiaba en que él había hecho un buen trabajo.
—Supuse que aquí estabas —hablo Aiden con un par de botellas de cerveza—. El director ya terminó de decir su discurso por si quieres ir a comer algo.
—No tengo hambre —respondí antes de apagar el cigarro—. Sólo seguirá hablando de cosas sin sentido.
—¿Estás listo para tu viaje? —me extiende la botella antes de sentarse a mi lado—. Recuerda no meterte en problemas.
—Intentaré.
—Eres pésimo para hacer promesas, ¿lo sabes?
—Tendrás que encargarte de mi trabajo —señalé viéndolo fijo—. ¿Podrás con eso?
—Sabes que sí, he aprendido del mejor en estos años —responde con confianza tomando un sorbo de su botella—. ¿Necesitas que cuide de Zathir?
—No, ya tengo quien lo haga, además no le caes bien.
Él se mostró sorprendido al escuchar mi respuesta más que nada porque Aiden no tenía conocimiento de que había decidido rentar mi departamento y quería mantenerlo así por un tiempo para evitar que me hiciera demasiadas preguntas pero al final sólo hizo un ruido de una sonrisa seca.
—Es igual que su dueño.
Miré hacia donde estaba el director brindando nuevamente con los compañeros donde incluso vi a algunos de los novatos haciendo que recordara el evento que se daría en la universidad y al cual también había sido invitado por lo que me terminé la botella antes de levantarme.
—Me voy de aquí —anuncie y sin esperar alguna respuesta comencé a caminar hacia mi coche.
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Cuando escriba tu historia.
RomanceUna cafetería en Amsterdam fue donde lo vi por primera vez y aquella aura fría atrajo mi mirada imposible de quitarme la imagen de aquel sujeto, semanas después lo volvería a ver como maestro de escritura creativa en nuestra universidad con la oport...