Capítulo XXVII

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Al final no había logrado suficiente confianza para decírselo a pesar de que se había comportando muy amable conmigo desde ese día, algo realmente extraño pero aún con eso no había podido hacerlo, ni en ese día ni en los siguientes ya que hubo pocas veces que logré verlo en el departamento ya que no podía decirlo en el trabajo o en la universidad.

Bueno, aunque no era Meyer el único que estaba ocupado ya que yo tuve que usar gran parte de mis horas en los últimos ensayos sufriendo uno que otro moretón y sangrado menor.

—Ya casi es hora, ¿están todos listos? —preguntó Riska viéndonos a todos al momento en que al otro lado de la tela se escuchaba un grito de emoción—. Todo saldrá bien, hemos ensayado lo suficiente así que no estén nerviosos.

Tomé una bocanada de aire a la vez que me acomodaba un poco el borde del crop top negro que me había hecho usar June el cual sólo cubría hasta un par de centímetros debajo de mi pecho dejando al descubierto mi abdomen, además de los short de tiro alto de color negro con tiras del mismo color que se ajustaban a mis muslos y notando que la ropa de los demás era casi el mismo estilo de la mía.

—Recuerda que después de esto tienes que cambiarte rápido —me susurró Jeon en el oído—. Intentarán hacer suficiente tiempo para eso.

—Es la tercera vez que me lo dices —respondí del mismo modo cuando finalmente nos anunciaron y volteo a verlo con seriedad—. No me vayas a dejar caer, ¿entendido?

—Sí, señora.

Al subir al escenario nos recibieron con varios aplausos en lo que nos acomodamos en nuestras posiciones. Conté en mi cabeza los segundos hasta que la música comenzó a sonar haciendo que ya no pudiera escuchar nada más que la música y casi como si fuera instintivo comencé a bailar. 

Había iniciado en el baile desde muy joven, parte de ello porque mis padres querían que tuviera demasiado enriquecimiento artístico y cultural desde pequeña, así fue que descubrí mi amor por el baile ya que me servía para distraerme por completo del mundo así que cuando finalmente acabó la canción tarde unos segundos para volver a escuchar los gritos de las personas a mi alrededor. 

—Vámonos —susurró Jeon tomándome por la muñeca para llevarme—. ¿Estás bien? Te veo un poco pálida.

—No te preocupes —respondí con una sonrisa—. Estoy bien.

Con ayuda de las chicas de diseño comencé a cambiarme rápido a la vez que escuchaba como nos presentaban a mí y a Jeon. 

Sólo aguanta un poco más y podrás descansar, me dije tomando el micrófono que una de ellas me ofrecía.


Miré el reloj de mi escritorio antes de ponerme mi abrigo y notando que ya era un poco tarde y aún debía de terminar de evaluar alguno de los trabajos que tenía pendiente por lo que me los acomodé bajo el brazo para llevarlo a casa donde Haerin probablemente ya estaba en casa así que cuando estaba por salir hacia el estacionamiento vi a algunas estudiantes correr apresuradas

—¡Rápido! —exclamó una chica—. Ya va a comenzar el baile de JeonHa.

—¿Acaso Hari y Jeon saben que le dices así? —preguntó una segunda chica con cierto tono de preocupación.

—¿Qué importa? Toda la escuela le dicen así —se excuso la primera con una sonrisa de orgullo—. Casi toda la universidad está apostando a que será nuestra nueva pareja universitaria.

Ambas corrieron en dirección al anfiteatro que tenía la universidad. Por unos segundos me quedé de pie tratando de decidir qué debía hacer pero antes de poderlo notar ya estaba comenzando a caminar hacia esa dirección notando como se escuchaban algunos gritos los cuales aumentaban con cada paso que estaba dando y cuando por fin llegué pude notar la multitud que había además de que en en medio del escenario bajo una luz rojiza se encontraba sentado el chico que estuvo con Haerin el día del hospital, Jeon, según recordaba. Comenzó a cantar en coreano haciendo que la multitud se apaciguara un poco hasta que una segunda luz iluminó a Haerin quien estaba bailando aunque de algún modo y a pesar de la distancia a la que ambos estábamos podía notar que estaba cansada pero en cuanto tomó el micrófono comenzó a cantar con una voz suave haciendo que recordara cuantas veces la escuché practicando en su habitación para que no le saliera mal la pronunciación y haciendo que una sonrisa se posó en mis labios ante el recuerdo de escucharla recitando la canción varias veces durante la noche pero no pude evitar sentir una ligera punzada en mi pecho cuando se acercó a Jeon para bailar tan cerca de él al ritmo de la música. 

—¿Qué? —gruñí al escuchar el teléfono sonar y había contestado sin siquiera ver quien me estaba llamando.

—Hora del show —la voz femenina del otro lado no pareció percatarse de mi molestia y si lo hizo, no le importó—. Llega ahora y cumple con tu parte.

Habiendo dicho lo necesario la llamada se cortó y tardé varios segundos en una pelea interna donde consideraba si valía la pena no ir y quedarme viendo el evento pero de acuerdo a lo mucho que me había molestado Klaus que de no hacerlo habría ciertos tipos de castigos así que no tuve otra opción más que dar media vuelta y alejarme en dirección a mi camioneta.


Subo los pocos escalones para poder dejarme caer en mí cama en el dormitorio de la universidad suspirando con alivio de sentir la comodidad de mi propio espacio, después de los días tan ajetreados que había tenido y consiguiendo por fin un poco de paz además de que gracias al hecho de completar la transcripción del libro había conseguido tener dos días libres por lo que regresaría a trabajar el martes así que mi plan era descansar por completo pero me distraje de mi descanso cuando la puerta se abrió y vi a Kris entrar con un niño en brazos y quien la abrazaba por el cuello, ella al verme sonrío con cierto alivio.

—Por favor, dime que no te lo robaste —hablé con un pánico fingido mientras bajaba de la cama.

—¡No lo hice! —responde elevando un poco la voz al oír mis palabras y poniendo al niño en el suelo pero tomando su mano—. Es mi hermano menor, Johann.

Había escuchado pocas veces de su hermano pero nunca lo había visto porque su madre y él vivían en Hamburgo así que pocas veces venían para acá, bueno al menos June ya lo conocía aunque yo no pude hacerlo porque en esos días estaba en el hospital. Me inclino quedando de cuclillas para poder estar a la par de su altura viendo al niño de ojos azules que se escondía detrás de las piernas de su hermana así que le sonreí de manera amistosa recibiendo a cambio una sonrisa tímida de su parte.

—¿Por qué tu hermano está aquí? —le pregunté mirando hacía arriba—. Creí que ellos casi no venían para acá.

—Mi mamá no estará en Berlín así que me pidió que cuidara de él este fin de semana —me explicó haciéndose a un lado para instar a Johann a acercarse a mí—. Pero hoy no puedo cuidarlo porque tengo un examen y mi entrevista de trabajo por la tarde —me mira con ojos suplicantes—. Sé que hoy es tú día libre pero, ¿podrías...?

Pude notar su desesperación porque alguien cuidara de su hermano así que me levanté sabiendo exactamente lo que había pasado: las otras te rechazaron, ¿cierto? —le pregunté.

—No es que lo hayan hecho, es que simplemente no les pregunté a ellas y vine directo a ti porque sabes que no lo dejaría con ninguna de ellas. La última vez que June lo cuidó lo usó como modelo y conoces a Ang, probablemente lo olvidaría para irse a algún lado con su novio —parecía un argumento sólido y no podía refutar a nada de ello.

—Está bien, supongo que Johann y yo nos haremos amigos.

—¡Juro que te vas a ir al cielo! Y si no vas yo misma te llevaré —exclama dejando una mochila de color negro para abrazarme rápido—. Todo lo que necesitas está en la mochila: ropa, algo de comida y unos cuantos cuadernos para dibujar. 

Antes de retirarse me explicó varias cosas de él como que no tenía ninguna alergia y sus horarios de siesta y comida para después despedirse de su hermano asegurando que su “tía Haerin” cuidaría de él así que ambos nos miramos por unos segundos. 

—Bueno Johann, parece que tú y yo nos haremos amigos —le sonreí nuevamente—. Así que me puedes llamar Haru, ¿de acuerdo?

Cuando escriba tu historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora