Estuve todavía un rato más disfrutando de los bailes y la comida que había en el evento benéfico y el cual descubrí que era para una asociación dedicada a la lucha contra el cáncer de mama, era para recibir fondos para proveer de servicios de diagnósticos a varias mujeres y gracias a nuestra presencia el ambiente se hizo agradable.
—¿Estás segura de que no quieres que te acompañe? —preguntó Jeon con un plato de comida.
—No, deberías disfrutar un rato de la fiesta —respondí con una sonrisa—. Me iré directo a mi dormitorio.
—Me avisas cuando llegues, ¿entendido?
—A la orden, sargento Kim —me burlé haciendo el saludo militar.
Me despedí del resto del grupo para partir primero hacia los salones para recoger mis cosas y después de eso hacía mi cuarto pero estando sólo a una vuelta para llegar me detuve arrepintiéndome en el momento de haber rechazado la compañía del sargento en cuanto vi a aquel sujeto acercándose a mí primero con duda pero cuando por fin me reconoció se acercó rápido y lo primero que se me ocurrió hacer fue golpear la pulsera con un ligero nerviosismo por la situación en la que me encontraba ahora. Aquel sujeto se llamaba Fabel, y no podía soportar los múltiples rechazos que había recibido por parte mía y quien no quería ceder en absoluto.
—¿Por qué sigues rechazándome? —preguntó sin rodeos aquel chico que estuvo conmigo en unas materias hace un semestre y que siempre quería seguir intentando—. Hay un bar al que podríamos ir, vamos a divertirnos —sonríe de una forma que parecía querer ser amistosa pero para mí me dan miedo además de que pude notar el aroma a alcohol
—No, gracias —volví a negarme dando un paso hacia atrás—. Y por favor deja de buscarme, es molesto.
Comencé a ver a mi alrededor para intentar encontrar una forma de escapar de esta situación sin necesidad de provocarlo, sabía que podría correr lo suficiente para poder dejarlo atrás además de que su condición no le iba a permitir aguantar el paso pero por algún extraño motivo esta vez sentía que no se iba a quedar sólo con una negativa haciendo que no pudiera moverme para intentar escapar, era como ser un ciervo atrapado por las luces de algún coche.
—¿Qué mierda le estás haciendo? —escuché la voz de mi posible salvador detrás de mí—. Dijo que no, ¿no entiendes?
Supe de inmediato quién era y no tardó tanto para que Jeon llegara a mi lado con un rostro bastante serio y demasiado diferente a su yo usual haciéndolo ver como un ser completamente intimidante.
—Sólo quiero invitarla a salir —respondió él ajeno a qué Jeon comenzaba a molestarse—. Ven, vamos a salir.
—Déjala en paz —gruñó él impidiendo que me tomara de la mano—. Vete de aquí.
Una vez más y gracias a la ayuda de Jeon, aquel sujeto se alejó rendido haciendo que pudiera respirar con paz a la vez que notaba a Jun corriendo hacia nosotros y una bolsa al brazo que reconocí al instante así que cuando llegó a nosotros lo primero que hizo fue tomarme el rostro para revisarme.
—¿Tú qué haces aquí?
—Ella me llamó —contesto Jun tras confirmar que estaba bien y mostrando su celular, donde se veía mi ubicación—. ¿Qué ocurrió?
—Estoy bien —respondí con una leve sonrisa—. Tú hermano me ayudó.
Entre ellos intercambiaron unas cuantas palabras mientras yo me aferraba al borde de la sudadera de Jun, era casi como una acción que hacía de manera inconsciente, incluso hacía eso desde que estaba en el hospital así que era muy recurrente que me agarrara de los otros por el borde de su suéter o de las correas de las mochilas. Alcé la mirada y pude ver la sombra de un hombre alejándose de nosotros a paso rápido que de algún modo se me hizo conocido pero me distraje en cuanto Jun me habló para volver al dormitorio.
—¿Qué ocurrió? —preguntó Kris finalmente llegando—. Lo siento, estaba comprando unas cosas.
—Él idiota de siempre —gruño Jun claramente molesta—. Esta vez Jeon lo arregló pero sigo considerando que deberíamos electrocutarlo.
—No todo es violencia, mujer —le reprime Ang dándole un golpe en el hombro.
Jun no pareció contenta con la respuesta pero decidió mantenerse callada para evitar que su furia siguiera creciendo además de que también parecía estar ocupada con algunas tareas atrasadas e incluso Kris me dijo que no tendríamos clase con Meyer pero que aún así había dejado trabajo para la semana pero aquello también significaba que no tendría que verlo en el trabajo lo cual era un gran descanso de toda su aura amenazante además de que parecía que las buenas noticias no pararon ya que cuando abrí mi correo encontré un mensaje donde decía que podía mudarme en el momento que quisiera además de que dejaron el código para abrir la puerta junto con varias reglas que debía cumplir pero la buena racha no duró más que un día ya que el martes fuimos convocados al salón de danza ya que los de diseño de modas ya habían hecho la elección de las canciones.
—¿En serio, esta canción? —pregunté mientras el vídeo se reproducía en la computadora—. Necesitaremos demasiados bailarines.
—Contamos con ellos. Te tocaría la parte de Sua pero necesito ayuda con los bailarines. —Ris me mira esperando que aceptara.
La canción se llamaba Boca y era de un grupo coreano llamado Dreamcatcher y que requería al menos 8 bailarines de apoyo y cinco chicas más para poder realizar este baile, aunque parecía un poco difícil sabía que éramos capaces de hacerlo así que suspiré.
—De acuerdo, ¿a quiénes tenemos?
Ris hace un gesto haciendo que varios alcen la mano saludándome y entre ellos pude notar a Jeon quien parecía que había venido más que nada por obligación y al igual que él terminé aceptando más que nada porque no podría cambiar la decisión que los de diseño de modas habían tomado bajo el poder de June,
—Como no tenemos demasiado tiempo para prepararlo —comento con cierta molestia acercándome al resto de los bailarines—. El jueves los veo aquí, ¿de acuerdo? A la hora de siempre. —ellos asienten y se alejan para tomar sus cosas despidiéndose de todos con cierta alegría—. Voy a matar a tú hermana.
—No, si yo lo hago primero —responde Jeon antes de retirarse del salón.
¡Feliz año nuevo y gracias por estar conmigo un año más!
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Cuando escriba tu historia.
RomanceUna cafetería en Amsterdam fue donde lo vi por primera vez y aquella aura fría atrajo mi mirada imposible de quitarme la imagen de aquel sujeto, semanas después lo volvería a ver como maestro de escritura creativa en nuestra universidad con la oport...