Capítulo XXIX

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Dejé un vaso de agua frente a ella y un jugo para su hermano, quien se había despertado tan sólo segundos después de que Haerin se encerrara en el baño. Su amiga estuvo mirando el reloj varias veces, como si quisiera llevar nota del tiempo que Haerin llevaba para evitar cualquier accidente como había aprendido recientemente así que ambos nos levantamos de la mesa cuando el sonido de la puerta abriéndose rompió aquel silencio tan incómodo y a la vez preocupante.

-Estoy bien -nos aseguró con una voz calmada antes de voltearse para dirigirse a mí-. Lamento las molestias de esta situación.

Ambas realmente parecian preocupadas de que yo me molestara por ello pero en realidad lo único que me interesaba en estos momentos era saber si ella se encontraba realmente bien aunque tuve que retirarme por unos momentos para que pudiera despedirse de su amiga con calma pero al ver el teléfono, el cual había dejado sobre la cama me di cuenta de la cantidad de mensajes que me estaban esperando y no pude evitar acercarme a tomar una chamarra para abrir la puerta de mi habitación chocando con Haerin, quien perdió el equilibrio por lo que tuve que tomarla por la cintura para evitar que cayera.

-¿Estás bien?

-Sí, estoy bien, Eclis -respondió haciendo que notara un leve rubor cubriendo lentamente sus mejillas-. ¿Podrías soltarme?

-Claro -murmuré soltándola finalmente dándome cuenta tras unos instantes de lo delgada que era pero me distraje por completo al notar una leve mancha de sangre en su barbilla-. Ven.

La tomé de la mano para llevarla a la cocina donde mojé una servilleta para acercarme a ella con la intención de limpiar la mancha dándome cuenta de que aquella acción la hizo estar más nerviosa pero aún así logró quedarse quieta para permitirme pasar la servilleta con cierto cuidado.

-¿Ya está? -preguntó en un susurro y al verme asentir continúo-: Lamento que Kris viniera hasta aquí.

-No te preocupes por ello, en serio -me alejé unos centímetros con un poco de dificultad antes de carraspear-. Yo... Tengo que irme a atender unas cosas, es probable que llegue tarde así que no te quedes despierta tan tarde, ¿de acuerdo, Haerin?

-Haru -me corrigió haciendo que frunciera el ceño confundido por unos instantes-. Tú me pediste que te llamara Eclis así que yo te pido que me llames Haru.

Había escuchado hace poco por algunos de los alumnos de la clase la forma en que ella distinguía a sus amigos y a sus conocidos dependiendo de cómo la llamaran pero no creía que yo podría ser una de las personas que pudieran decirle así en tan poco tiempo.

-Muy bien... Haru -sentí por primera vez que aquella distancia que teníamos comenzaba a acortarse lentamente así que sin poder evitarlo extendí mi mano para pasarlo por su cabello-. Portáte bien.

Me quedé confundida viendo en dirección a la puerta por varios segundos con mi mano en mi cabello recordando la sensación de su caricia antes de sacudir la cabeza para volver a la realidad antes de dar media vuelta notando que los vasos de café aún descansaban sobre la mesa y al tocarlos pude darme cuenta de lo fríos que estaban a causa de toda la situación haciendo que recordara que ahora le debía una explicación a Kris, quien realmente parecía curiosa por saber todos la situación en la que me encontraba del mismo modo en que Jun hizo tantas preguntas hasta satisfacer su curiosidad pero no pude hacerlo ya que teníamos la presión de haber dejado encerrado a Eclis, acto que agradecía porque ella aún parecía ligeramente sobrecogida por su presencia además de que gracias al pequeño Johann, se retiró no son antes amenazarme de que pronto tendría que contarle toda la situación así que finalmente solté un suspiro apagando las luces y al llegar a mi cama vi a Zathir, quien estuvo descansado junto a Johann todo este tiempo.

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