Capítulo XXIV

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—¿Estás lista?

Ella volteo ligeramente sorprendida antes de mirar al chico que estaba a su lado, tenía una postura relajada pero al verme cerca su rostro cambió por uno serio, casi como si estuviera decidiendo si valía la pena hablarme o no y al parecer decidió que si hablaría.

 —¿Es tu jefe? —preguntó pasando el brazo por sus hombros antes de extender su mano hacia mí—. Soy Brant Albrecht. 

—Eclis Meyer —respondí estrechando su mano, probablemente con más fuerza de la necesaria para soltarlo rápido antes de volver a mirarla y repetir—: ¿Estás lista? 

—Sí, sólo… ¿podría darme unos minutos, profesor? —habla ella antes de tomar al chico por el brazo para alejarse unos cuantos pasos.

—¿A dónde vas? —preguntó él con un tono de voz inquisitivo—. ¿Y por qué vas a ir con él?

—Tengo que trabajar en una transcripción, es importante —la escuché que respondía.

—Irás a un lugar público, ¿cierto? —él me miro por unos segundos suponiendo que no podía escuchar lo que decían—. No me parece un sujeto muy confiable, Haru. ¿Estás segura de esto?

—Por favor, no hagas una escena aquí. Estaré bien, ¿entiendes? —no podía ver su rostro pero por su voz me di cuenta de lo mucho que intentaba convencerlo—. Además, ¿qué estás haciendo aquí?

—¿Es en serio? Vine porque alguien más contestó tu teléfono y no respondes mis mensajes, estaba preocupado por si te estaba pasando…

—¡No menciones eso! —exclamó ella tapándole la boca y haciendo que mi curiosidad aumentara un poco—. Estoy bien, sabes que si pasa algo así te avisaré así que por favor, confía en mí. De todas formas, tendré que ir mañana para el proceso de nuevo.

Sea lo que estuvieran hablando no podía evitar sentirme con una curiosidad casi extraña para mí, ¿que ocurría? ¿qué escondían? E incluso me sorprendí cuando una parte de mí quería saber quién era él exactamente en la vida de ella pero aquellos pensamientos se interrumpieron cuando la vi acercarse a mí con una actitud un poco incómoda.

—Vámonos. 

—¿Segura que no tienes novio? —pregunté con cierto tono burlón después de ver cómo aquel chico me miraba por un instante, casi como si me advirtiera de no hacer nada antes de que se subiera a su coche y se aleja con rapidez.

—Por favor, no bromee así, profesor —suplicó en cuanto subimos a la camioneta.

—Entonces, tengo una pregunta —encendí el motor para comenzar a manejar hacia el departamento—. Si no es tu novio, ¿por qué se pone así?

Haerin tomo una respiración profunda, como si fuera algo a lo que estuviese acostumbrada, bajó la ventana haciendo que la camioneta se llenara de aire frío manteniendo el silencio por unos segundos.

—Nuestros padres se conocen así que digamos que fuimos criados juntos desde que teníamos unos 5 años —respondió finalmente y yo me conformé con esa respuesta.


Me puse a jugar con mis manos para poder entretenerme en lo que llegábamos a casa, podía entender la preocupación de Brant pero no era como si fuera incapaz de cuidar de mí misma y él a veces podía ser demasiado protector conmigo, siempre era así desde nuestra infancia. Pero ahora realmente esperaba que estuviera tranquilo y que no hiciera alguna estupidez, de todas formas mañana lo vería ya que prometió acompañarme a mi cita.

Por un segundo no hubo esa incomodidad que sentía a su lado mientras subíamos por el elevador y eso fue antes de recordarme de que era mi profesor y mi superior en el trabajo así que en cuanto abrieron las puertas del elevador casi corrí hacia la puerta para meter la contraseña y entrar. Como era costumbre, Zathir se acercó a saludarnos mientras nos cambiábamos los zapatos por las pantuflas, ambos habíamos decidido que intentaremos avanzar lo más posible en la transcripción porque ambos teníamos cosas que hacer aunque tenía curiosidad en que era lo que él realmente tenía que hacer ya que no parecía que fuese algo de la universidad o del trabajo. 

Antes de iniciar me fui a mi habitación para poderme cambiar la ropa por un pants y una blusa holgada además de peinarme el cabello para evitar que me estorbara y al salir noté que en la pequeña mesa de nuestro comedor ya estaba lista y esperando por nosotros así que me senté frente al manuscrito esperando por unos segundos hasta que salió también de su habitación con ropa más cómoda sentándose a mi lado con la computadora lista así que comencé con mi parte del trabajo escuchando sus dedos moverse por las teclas a la misma velocidad en que yo le dictaba. A pesar de que nos habíamos complementado bien para hacer el trabajo llegamos a un punto en que ambos terminamos leyendo el manuscrito ya que había palabras en checo y que él sólo comprendía hasta cierto punto por lo que nos tomó un poco de tiempo y un poco de ayuda de un traductor.

—Ya vuelvo. Necesito café  —habla de repente sorprendiéndome mientras se levantaba—. ¿Quieres uno?

Asentí creyendo que haría café aquí pero me sorprendí cuando se cambió las pantuflas por unos tenis y tomó una chamarra antes de voltear a verme.

—No tardo, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —respondí desde mi lugar.

Me miró por unos segundos antes de salir y permitiendo que me estirara por unos momentos antes de suspirar, apenas llevábamos unas 100 hojas de todo lo que le había dictado y aún así faltaban unas 300 más, lo que lo hacía en un libro muy largo pero a la vez interesante a pesar de las palabras raras que usaba pero era una experiencia positiva ya que por fin podía entender todo el proceso que se hacía para poder llevar un libro al público.

—¿Tienes hambre? —pregunté cuando Zathir se acercó a mí con un maullido insistente—. De acuerdo, vamos a servirte un poco.

Tomé su plato para llevarlo a la cocina, donde saqué un poco de comida haciendo que sus maullidos fueran ahora exigentes mientras me seguía de cerca esperando el momento en que bajara su plato y cuando lo hice comenzó a comer.

—Realmente eres un gato consentido, ¿sabes? —murmuré antes de levantarme para comenzar a caminar cuando me detuve de repente y miré al suelo.

Ahí estaba, casi en un círculo perfecto y haciéndose notar en el suelo, sólo pasó un segundo antes de que me llevara la mano a la nariz para notar la sangre que bajaba rápido y lo único que pude hacer fue correr hacia el baño cerrando la puerta con seguro deseando que todo esto fuera rápido.

Cuando escriba tu historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora