Capítulo XV

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Estuve viendo cada una de las hojas leyendo parcialmente la información y agradeciendo internamente que todo estuviera completamente ordenado para cualquier situación además de que podía usar la computadora de mi escritorio para hacer mis tareas además de que tanto el chico que compartía el mismo puesto y yo teníamos escritorios diferentes así que no tardé demasiado en comenzar a sacar mis cosas para acomodarlas con el respectivo orden que les daba.

—¿Tú eres la nueva de soporte? —pregunta un hombre acercándose a mí.

—Sí, soy Haerin —respondí rápido levantándome.

Él en cambio me extiende una pequeña pila de hojas: dos juegos, por favor —pide antes de dar media vuelta para alejarse hacia su escritorio.

Lo miro por unos segundos antes de respirar hondo y caminar hacia la fotocopiadora para hacer lo que me pidió, aunque no había terminado de hacerlo cuando alguien más me pidió ordenar la sala de conferencia para que los líderes se junten para poder discutir los nuevos lanzamientos que se tendrían para ese mes. 

En cuanto terminé de hacer las copias las deje en su escritorio tomándome sólo un momento para poder leer lo que había dejado mi compañero en la libreta notando que sus instrucciones eran bastantes claras así que tomé lo necesario y me fui hacia la sala donde dejé unas carpetas para los apuntes junto con una jarra de agua y algunos vasos cuando escuché voces acercarse así que mantuve la puerta abierta saludando con un leve asentimiento a los que pasaban aunque Christa me dió una sonrisa amplia, llena de emoción pero pude entender el porqué cuando detrás de ella entró Meyer con ese aire de superioridad que le caracterizaba antes de que yo volviera a mi lugar.

El trabajo parecía algo sencillo, simplemente era hacer ciertos encargos y dejar nota de los pendientes importantes en un documento compartido con mi compañero, la mayoría de papeles que llegué a recibir eran para hacer copia de algunos contratos, papeles correspondientes a los pedidos de producción para ciertos libros aunque tuve que dejar en el documento las llamadas que se debían hacer con ciertos autores. Un trabajo sencillo a decir verdad así que en cuanto dieron las 8 de la noche tomé mis cosas y me despedí de las personas que aún seguían ahí, incluso del profesor Meyer.

—¿Qué haces aquí? —pregunte en cuanto me subí al coche—. Creí que tendrías algo que hacer.

—Te dije que aún no encontraba que hacer aquí —me miro Brant asegurándose de que el vidrio estuviese abajo para que el aire pudiera entrar al coche—. ¿Qué tal el primer día?

—Estuvo bien. Algunas personas parecen ser agradables. 

—¿Y no hubo incidentes? —preguntó acelerando a la vez que una música sonaba de fondo.

Negué con la cabeza y pude notar que él se relajaba un poco, supongo que sería un verdadero problema que ocurriera un incidente en el trabajo pero de momento me sentía bien así que sólo debía seguir con mi rutina diaria junto con los medicamentos para evitar que algo así pasara.

—Oye, escuché que en tu residencia cierran las puertas a las 9, ¿podrás llegar a tiempo?

—Sí —respondí antes de señalar un autobús—. Si subo en este llegaré en 40 minutos al campus.

Brant asintió pero supe de inmediato que él no iba a pelearme por esa opción así que el viaje fue silencioso pero no era un silencio incómodo o algo, creo que después de casi una vida a su lado estos silencios eran tranquilos aunque llegamos demasiado rápido a la residencia gracias a su forma de manejar.

—No pienso subirme a tu coche si sigues manejando así.

—Lo dices como si manejara tan mal —me detiene para bajarse primero y abrir la puerta—. ¿Aún le tienes miedo a morir?

Cuando escriba tu historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora