Esa noche tuvieron los resultados, mucho más rápido de lo usual y se llegó a la conclusión de que necesitaría una plasmaféresis, lo que consistía en limpiar por completo mi sangre a través de una máquina y luego volverla a meter en mi cuerpo, un proceso bastante largo así que tendría a una enfermera pasante y a Lysse quien me usaría como método de enseñanza así que las ví conectar cada tubo y manguera su lugar correspondiente en la máquina a la vez yo estaba en llamada con Jun para explicarle la situación escuchándola decir que vendría al día siguiente después de sus clases aunque tuve que colgar cuando vi que ya habían terminado
—¿Estás lista? —pregunta Lysse cuando ya tiene todo listo junto con aquellas bolsas de suero y plasma
—Sabes que sí.
La vía ya estaba lista en su lugar, en mi antebrazo izquierdo así que me acomodo en mi cama viendo como conectaban todo para así dar inicio a aquel procedimiento que duraría un par de horas y era algo que recomendaban demasiado para mi condición pero muy pocas veces lo utilizaba así que esperaba que todo saliera bien.
Cuando se vació por completo la bolsa de plasma, tiempo después sonó la alarma por lo que ambas enfermeras volvieron a entrar y escuché las instrucciones de Lysse a la vez que yo peleaba contra el sueño que me invadía a cada instante aunque se disipó por un instante al ver una figura conocida entrar a mi habitación.
—¿No deberías de estar dormido? —murmuré con una media sonrisa.
—Vine a ver como estabas —habla acercándose a la máquina viendo los tubos llenos de mi sangre—. Además Lysse me dijo que no te quieres dormir.
—Ya sabes que me gusta ver el proceso.
Brant bufó con burla antes de sentarse a mi lado para comenzar a jugar con mi cabello, aunque sabía porqué lo estaba haciendo no quise detenerlo así que no pasó demasiado tiempo para que me durmiera por fin.
—Dios, Haru —habla Jun mi clavícula—. Se ve horrible.
No pude evitar reír al ver su rostro mientras me acomodaba la blusa de nuevo cubriendo el moretón que me había quedado, en algún punto de la noche me volvieron a despertar para retirar tanto la máquina como todo la serie de tubos que había y él estuvo toda la noche cuidando de mí hasta que se retiró a su habitación porque cierta coreana había llegado.
—¿Cómo están las otras dos?
—Kristine está esperando a tener tiempo para poder venir a verte y Ang, bueno… Sigo considerando que también deberías decirle. Las tres podríamos ayudarte con todo esto.
—Lo consideraré —hablo pensativa.
—Entonces, ¿él es quien...?
—Sí, es Brant.
Tanto ellas conocían a Brant como él las conocía a ellas: por todo lo que yo les había contado aunque nunca se habían conocido formalmente hasta ahora. Para ellas era un amigo de la infancia hospitalaria por todo el tiempo que compartimos en este lugar.
—Es guapo —me mira alzando las cejas varias veces.
No pude reír de manera nerviosa al escucharla, no era la primera vez que lo escuchaba ya que todo el mundo parecía creer que Brant y yo salíamos pero nunca había sido realmente así y después de un tiempo decidimos no corregirlos. Además de que cuando él volvió a entrar a mi habitación con una bolsa de plástico tuve la oportunidad de poderlos presentar formalmente pero por desgracia no pude hablar demasiado con ella ya que tenía que regresar a su siguiente clase por lo que me quedé con él comiendo.
—¿Y qué harás ahora?
—¿A qué te refieres?
—¿Te quedarás aquí o te irás de nuevo?
Brant me mira pensativo por varios segundos antes de negar con la cabeza dando a entender que se quedaría por un tiempo en Alemania. Él era 3 años mayor que yo lo que implicaba que ya estaba graduado así que no tenía responsabilidades académicas y tampoco de un trabajo ya que de momento se sostenía por un fideicomiso que habían hecho sus padres.
—¿Y tú? —pregunta de repente haciendo que ladee la cabeza—. El lunes empiezas a trabajar, ¿quieres que te lleve?
—¿Por qué? ¿Crees que me perdería? —no pude evitar gruñir al ver que no negaba la posibilidad—. Está bien.
—No son tan altos así que estarás bien —murmura Jun poniendo los tacones blancos frente a mí.
—Es como ver a mi hija ir a su primer día de escuela —habla Kris con una sonrisa—. Deberíamos tomar una foto para el álbum.
—La vestiste bien, Jun —felicita Ang.
Jun me había hecho ponerme un pantalón gris, una camisa y un saco de color blanco junto con una bufanda de color naranja oscuro, para esto había tenido que salir antes de mi clase de derecho a insistencia de las tres y podía jurar que si pudiera me habrían llevado hasta la entrada de la editorial pero en cuanto se enteraron de quien me llevaría se decepcionaron ligeramente.
Pero me acompañaron hacia la entrada de la universidad donde ya me esperaba él con recargado en su coche y con una amplia sonrisa haciendo que varias chicas se detuvieran a verlo.
—Ponte esto —me ordena rápido Jun al ver a Ang ir a saludar y deteniendo también a Kris dándonos unas pulseras—: Son brazaletes con gps —explica Jun al ver cómo no lo ponemos en las muñecas—. Necesitamos que tú seguridad sea nuestra prioridad.
—No lo digas así —le reprime Kris—. Lo haces sonar como esos padres que sólo viven por la enfermedad de su hijo además esto ya es excesivo.
—¿Qué se supone que hacen esto? —pregunté cambiando de tema hasta que Jun golpea el suyo ligeramente haciendo que mi mano vibre—. Oh, ya entiendo.
—Envían una señal a nuestros teléfonos —continúa rápido enseñando la notificación en su pantalla—. Es mejor estar preparado para cualquier cosa —sonríe con orgullo—. Mi hermano los diseñó.
—Oye, eso es abusar de tu hermano. Él ya hizo mi brazalete médico y ahora esto.
—Para eso son los hermanos mayores, para consentir los deseos de los menores. Ahora vete o llegarás tarde.
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Cuando escriba tu historia.
RomansUna cafetería en Amsterdam fue donde lo vi por primera vez y aquella aura fría atrajo mi mirada imposible de quitarme la imagen de aquel sujeto, semanas después lo volvería a ver como maestro de escritura creativa en nuestra universidad con la oport...