CAPÍTULO 49: TODOS LIBRAMOS BATALLAS

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¿Saben que hay silencios ruidosos? Eso lo aprendió Ryujin de Yeji una mañana a la hora del desayuno en el comedor de Camino. Un nombre muy afortunado, piensa la pelinegra. ¿Qué manía tiene aquel o aquella que "creó" ese pueblo con los nombres significativos? (Hacen todo más interesante 7u7).

El propósito del lugar y de su nombre, según su turista no autorizada y mucho menos soportada, es dejar a la imaginación el resto; Camino: tú elijes a dónde te lleva, si es bueno o si es malo. ¿Cómo lo recorres? ¿Con quién lo recorres? ¿Por cuánto tiempo? ¿Con qué fin? ¿Te ayuda o te ayudó? ¿Aprendiste o te decepcionó? ¿Qué tan largo o qué tan corto se te hizo? Diferentes preguntas y respuestas para diferentes tipos de personas.

Ryujin no lo admite pero Yeji es de mucha ayuda en su conocimiento del lugar y ni siquiera tiene que preguntar. La chica suelta preguntas y respuestas a diestra y siniestra sin pensar si quiere ser escuchada o no. Eso agrada de cierta manera a Ryujin, aunque a veces quiera ponerle cinta en los labios para que se calle. Sus imprudencias le recuerdan a su mejor amiga. Su conocimiento de cosas extrañas y la manera de expresarlas sin que se le pregunte, pero aun así siendo interesantes, es como la viva estampa de Chaeryeong. En ocasiones es sensata y hasta tierna, piensa en Lia. Es como tener una mezcla de todos sus seres queridos en una persona. ¡Hasta de Jihyo se acordaba con sus dotes de enfermera! Aunque sus conocimientos sobre qué hacer ante una crisis de abstinencia y ansiedad se los deba más bien a la experiencia propia.

Ryujin con su bandeja vacía del desayuno, escucha con atención la historia de Yeji sobre el fantasma de una niña que se aparece en los baños con la que una vez supuestamente habló sobre la posible existencia de los extraterrestres. O estaba drogada esa vez o de verdad había una niña muerta que venía del más allá a hablar con Yeji sobre la vida en Marte. La primera opción es la más acertada.

Un objeto en un rincón de la habitación capta su atención desviándola de la mesa y atrayéndola hacia sus teclas con su encanto. Luce antiguo pero al acariciarlo llora afinadamente de felicidad por al fin, por unas manos expertas, ser puesto a cantar para alegrar un poco el ambiente del lugar.

A las sonrisas en las caras de los pacientes después de interpretar una de sus piezas favoritas, se refiere Yeji al decir que existen silencios ruidosos. Porque no hubo aplausos ni vítores ni gritos de felicidad; solo sonrisas, lágrimas, atención y abrazos de felicitación. Eso es suficiente para erizar la piel de Ryujin como si estuviera tocando en frente de miles de personas gritando su nombre.

-       Sabía que no eras solo una chica nor-mal. Que per-dio. A-su novia. Y-y-y. A-su ma-m-má y es-tuvo en prisión. Por ase-si-sinato –molesta Yeji sentándose sobre el piano-. ¿Tú papá era Beethoven?

-       Mi papá era y es un hijo de puta, no tengo nada más que agregar.

-       ¿Qué fue eso que acabas de hacer?

-       Pues tocar el piano, normal.

-       Nunca oí sonar este vejestorio mejor de lo que tú lo acabas de hacer.

-       No es para tanto.

-       Simple modestia.

-       ¡Okey! Soy experta en el piano. Graduada de la mejor escuela de artes en New York ¿estás contenta?

-       No hasta que me enseñes a tocar al menos la de estrellita donde estás.

-       Tú enséñame a trepar un muro entonces.

-       ¡Hecho!

Ryujin va a dejar su plato en las cocinas y corre a prisa hacia el prado.

-       ¿A dónde vas Beethoven? Vamos a empezar con las clases.

EN NOMBRE DEL AMOR // JINLIA // (RYUJIN+LIA ITZY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora