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Capítulo 24

Repite conmigo, ¡me gusta Scorpius!

Era sábado, Lily ese año se había asegurado de que Ginny firmara su permiso para asistir a Hogsmeade los fines de semana, todavía no era mayor como su hermano James, por lo que alguno de sus padres debía firmar la petición por ella todavía.

Arregló su cabello, lamentablemente había heredado lo desprolijo y rebelde de su padre, mientras que lo pelirrojo y lacio de su madre. Se lo peinó hacia atrás en una media cola que arregló cualquier desastre.

Aquel día estaba más nerviosa que nunca, una emoción inexplicablemente inestable le recorría el cuerpo como una energía que no la había dejado dormir por la noche.

El ronroneo de su gato llamó su atención, con cariño se refregaba entre sus piernas, entre sus jeans que ahora comenzaba a ensuciarse con sus pelos negros.

—Oh Salem... sabes que te quiero, pero no cuando llevo jeans —arrodillándose hacia él llevó sus manos hacia sus orejas y por debajo de ellas, comenzó a acariciarlo—. Podría ponerte algún hechizo para que dejes de soltar tanto pelo... Quizá el profesor Slughorn conozca alguna poción...

El gato alzó su cabeza y con sus ojos dilatados la observó.

—No... no me pongas esa cara —negó la pelirroja intentando ignorar las plegarias del minino, pero cuando usaba esos ojos en su contra, Lily no podía negarse a nada—. Bien... no voy a darte nada, tu ganas.

El gato continuó ronroneando y paseándose por entre sus piernas agradecido.

—¡LILY VÁMONOS!

La voz de Rose la sacó de sus irresponsabilidades. Le había dejado comida a Salem junto a su cama así que no tendría que preocuparse por él durante su tardanza.

—¡LILY!

Tomó su abrigo y corrió escaleras abajo donde sus amigos la esperaban en la sala común de su casa.

—¡Qué impacientes que son todos ustedes! —se quejó viendo tanto a Rose, Louis, Matthew y Lucy—. Fueron solo unos minutos.

—Deja de ponerte tanto perfume, van a irse sin nosotros si no bajamos ahora —la acusó su primo Louis—. Filch debe estar ansioso para cerrar las puertas.

—No exageren —Lily dejó caer su cabello hacia atrás—. Vamos antes de que me arranquen la cabeza.

Lucy rió pero como el resto, no quizo quedarse atrás y siguió por detrás a Matthew que era el anteúltimo en salir por el retrato de la dama gorda, este le cedió el paso con unos modales que pocos conocían que tenía.

El grupo de amigos corrió por los pasillos rezando por que ninguno profesor se cruzase en sus caminos ya que correr, no era algo que estuviese prácticamente permitido. Mucho menos querían toparse con Peeves quien se aprovecharía del apuro de los jóvenes solo para molestarlos.

Cuando llegaron al patio que conducía a la salida del castillo, se reunieron con el resto de estudiantes que caminarían hasta el pueblo ya que los carruajes no estaban disponibles aquella mañana.

—Tenemos que ir a Sortilegios Weasley —mencionó Matthew casi en un susurro mientras le entregaban sus permisos a la directora Minerva Mcgonagall—. Se me acabaron los surtidos saltaclases.

—Espero señor Thomas que solo compre dulces inocentes —le sugirió la profesora con una severa mirada que puso la oscura piel del joven por poco blanca.

—Por supuesto directora —sonrió intentando parecer lo más ingenuo posible.

—Espero que así sea jovencito... —arreglando sus anteojos guardó los permisos del grupo de amigos entre los otros—. Lily...

𝐿𝑖𝑙𝑦 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟 | 𝐵𝑎𝑐𝑘 𝑡𝑜 𝐻𝑜𝑔𝑤𝑎𝑟𝑡𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora