𝐿𝑖𝑙𝑦 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟 | 𝐵𝑎𝑐𝑘 𝑡𝑜 𝐻𝑜𝑔𝑤𝑎𝑟𝑡𝑠

𝟙𝟚

Capítulo 12

El robo de la Saeta de Fuego

Lily miraba su pergamino sobre la mesa de la biblioteca, había terminado su tarea hacía tiempo pero no dejaba de pensar y sus ojos sobre el papel lo evidenciaban. La pluma en su mano goteaba sobre la mesa y la señora Pince ya comenzaba a agotarse de tener que reprimirla todo el tiempo. 

—Lo siento... —se disculpo Lily reparando el desastre con su varita. 

—Si tengo que repetírtelo una vez más Potter... —la señaló acusadora con su dedo indice. 

—No va a volver a pasar, lo siento... 

La señora Pince se marchó después de un bufido dejando que unos libros flotantes la sigan por detrás y se ordenen alfabéticamente en sus respectivas estanterías. Sin embargo, Lily logró escuchar algo similar a "estos niños de ahora..." murmurar entre aquellos finos labios que la mujer tenía. 

—¿Qué te sucede? —Rose quien de su mochila apoyaba sobre la mesa unas cuantas enciclopedias, se sentó frente a ella—. Parece que esa clase de encantamientos te dejó algo perturbada... 

Lily guardó su pluma antes de repetir el enchastre. 

—No... —negó con disgusto recordando aquella clase, esa mañana habían practicado el encantamiento aguamenti resultando un día bastante húmedo—... claro que no. 

—¿Entonces? —Rose no lograba comprenderla y eso a Lily le había quedado muy en claro. 

—Entonces Rose que el primer juego de quidditch es en unos días y mi escoba sigue desaparecida —alzó la voz en una muy mala idea provocando la ira de la señora Pince, así que pensándolo mejor volvió a bajarla—, y yo no tengo la más mínima idea de donde puede estar. 

Rose apenada bajó la vista hacia sus libros. 

—En eso no puedo ayudarte... —negó con la cabeza. Lily suspiró, se levantó de aquella mesa y cansada recogió todo lo que había sobre la misma—. ¿Te marchas?

Lily cerró su bolso en cuanto el último libro se acomodó dentro de este y lo colgó sobre su hombro. Miró a Rose y una idea se le vino a la cabeza, no sobre la escoba sino por un tema en particular que llevaba acosándola aquel último tiempo. 

—¿Sabes algo sobre bolas de cristal? —le preguntó indecisa. 

Rose frunció el ceño por unos segundos confundida. 

—¿Bolas de cristal? —se cruzó de brazos—. Eso lo vimos en tercer año... con Trelawney. 

—Si, ya lo sé —asintió con insistencia—. Pero fue hace tiempo ya, ¿recuerdas algo?

—Pues no mucho, ¿qué quieres saber? 

Lily dudó si hacerle aquella consulta a su amiga, porque hablar ya sea de más o de menos implicaba contarle la razón a Rose y digamos que la pelirroja era callada pero bastante chismosa cuando quería.  

—¿Solo predicen el futuro? —preguntó por fin—. Además de reflejar algunos... pensamientos. 

Rose frunció sus labios pensativa, y los pocos segundos que se tomó, para Lily fueron horas desesperantes. 

—No, estoy casi segura de que solo predicen el futuro... —asintió con seguridad—. Pero no confíes en mi palabra, esas clases fueron hace tres años, ¿por qué no hablas con la profesora Trelawney? Ella de seguro puede darte una mejor respuesta. 

—¿Trelawney? —a Lily esa mujer no le agradaba, creía que algún que otro tornillo le faltaba en esa cabeza—. No gracias... 

Rose rodó sus ojos, a ella si le agradaba la profesora y aunque estaba de acuerdo con Lily de que a veces podía ser un poco exagerada, le gustaban sus clases.