𝐿𝑖𝑙𝑦 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟 | 𝐵𝑎𝑐𝑘 𝑡𝑜 𝐻𝑜𝑔𝑤𝑎𝑟𝑡𝑠

𝟚𝟛

Capítulo 23

¿Qué eliges?

—No tienes idea Hagrid, la vergüenza que pase... —Lily negaba con la cabeza mientras llevaba sus manos hacia su rostro para ocultar sus mejillas sonrojadas.

—Tranquila Lily, del amor no hay nada de que avergonzarse —Hagrid le había preparado uno de sus té en la cabaña cerca del castillo en los terrenos de Hogwarts.

—Es que no es amor —alzó la vista, esos hermosos ojos verdes que tenía para verlo en un intento de que Hagrid comprendiera su vergüenza—. Él no me gusta, es todo lo contrario, pero todo parece decirme que yo no se nada, con la bola de cristal y ahora la Amortentia...

—¿La bola de cristal? —Hagrid se sentó mientras le arrojaba uno de los filetes a Fang que en el aire lo atrapó con su nariz dejándolo caer al suelo para acomodarse en este y comenzar a masticarlo.

Lily se reincorporó de su asiento y arrastró el té entre sus manos acercándolo a ella mientras se tomaba el tiempo de organizar sus pensamientos, no sabía por donde empezar y es que hablar del tema tampoco le agradaba mucho.

—Teddy me regaló una de esas bolas de cristal, como las que están en el aula de Adivinación, no creí que iba a funcionar... nunca fui muy buena en adivinación pero... —Lily tomó aire, odiaba tener que volver a contarlo, pero sabía que Hagrid no diría nada al respecto, bueno... si es que no se le escapaba primero—... estaba en la biblioteca y Scorpius estaba ahí también, algunas cosas se me cayeron y él tocó la bola de cristal al mismo tiempo que yo y entonces... —Lily suspiró, la imagen de ellos volvió hacia su cabeza como una película de mal gusto, tomados de la mano, besándose... Hagrid por otro lado la escuchaba con atención tan interesado en su historia que no la interrumpiría por nada en el mundo—... vimos algo en la bola de cristal, éramos nosotros... en el lago y no parecía que nos odiásemos.

En los labios de Hagrid bajo aquel bigote y barba prominente, se formó una sonrisa.

—Lily, ¿conoces la leyenda de las almas perdidas? —le preguntó con aquella voz ronca característica suya.

Sin embargo, Lily nunca había escuchado hablar de esa, ni esa ni muchas otras, no conocía muchas leyendas a decir verdad.

—No... —negó con la cabeza.

—Trata de amor...

—No, Hagrid, no quiero tener nada que ver con...

—Escucha primero —la interrumpió él—. La leyenda dice que cada alma habitante en el cuerpo de un mago está conectada con el alma de otro mago siendo estos almas gemelas, las cuales en algún momento de su vida deberán encontrarse, aunque eso no quiere decir que puedan acabar juntos o no, pero encontrarse es seguro, pueden tardar años e incluso demasiados, pero nadie ha muerto sin conocer a la suya...

Lily lo observó por unos segundos recordando el parecido que tenía con una historia que había escuchado una vez.

—Como la leyenda del hilo rojo... —murmuró.

—¿Hilo rojo? —Hagrid confundido frunció el ceño—. ¿Qué hilo rojo?

—Es un cuento muggle bastante parecido, pero se dice que cada persona tiene un hilo rojo invisible en el meñique que lo conecta con su alma gemela —le explicó Lily.

—A mi me gusta más esta... —negó Hagrid con la cabeza robándole una sonrisa—. ¿No te parece bastante parecido a lo que me cuentas?

Lily se sintió perdida por unos segundos.