Capítulo 1

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Me quité los zapatos de una patada y me dejé caer sobre el sofá. Llevaba viviendo en ese apartamento un par de semanas. Tras finalizar el máster, había estado trabajando en el bar de mis padres un par de meses. Sin embargo, a mediados de agosto la situación sanitaria parecía haberse calmado y Marina me había hecho una propuesta que no había podido rechazar: regresar a Londres y buscar trabajo de lo mío. De esa forma, había acabado viviendo ahí, en un piso que me habían alquilado sus padres. Lo que pagaba era muy poco en comparación a lo que se pedía en la zona.

Además, estaba a pocos minutos de donde vivía Marina. Ella y su novio Oliver se habían ido a vivir juntos. Se habían conocido en una fiesta de cumpleaños hacía cosa de año y medio y se habían hecho inseparables. A pesar del tiempo, seguían en la etapa de luna de miel de la relación.

No me había costado encontrar trabajo en la capital. Sin embargo, no sentía que mi lugar estuviera en U.K and abroad weddings, la empresa que me había contratado. No me veía como organizadora de bodas de por vida. Charlotte, mi jefa, era una auténtica bruja, y la primera semana había resultado ser un infierno. 

El pitido de mi móvil me advirtió de la llegada de un nuevo mensaje en la bandeja de entrada.

8 de setp. 18:30 – Besty: No prepares la maleta en el último minuto. Haz el favor. 

Una sonrisa inconsciente se apoderó de mis facciones. El muy capullo me conocía de sobra.

8 de setp. 18:31 – Gala: ¿Por qué no estás trabajado?

8 de setp. 18:31 – Besty: No cambies de tema y prepara la maleta de una vez, que luego tendré que soportar tus lamentos.

8 de setp. 18:32 – Gala: Tengo tiempo de sobra.

8 de setp. 18:32 – Besty: Te recuerdo que te vienes por casi dos semanas y que el vuelo sale en menos de 48 horas.

8 de setp. 18:33 – Gala: Lo sé. Tú y Marina no hacéis otra cosa que recordármelo. ¡Pesados!

8 de setp. 18:33 – Besty: Recuerda meter un par de preservativos entre tus cosas.

Los colores me subieron a la cara y resoplé, airada y avergonzada a partes iguales. 

8 de setp. 18:34 – Gala: Eres un pervertido.

8 de setp. 18:34 – Lo digo por ti, por si los necesitas.

Me llegó otro mensaje antes de que pudiera soltarle una respuesta ingeniosa.

8 de setp. 18:34 – Besty: Nos veremos en el aeropuerto. Ahora, ve a preparar la dichosa maleta. 

Solté un suspiro exasperado y bloqueé el dispositivo sin despedirme. A pesar de estar cansada, decidí seguir su consejo y me puse a prepararla. 


******


— ¡Siempre igual! — exclamó Marina, dirigiéndome una mirada para nada amistosa.

— Ya me he disculpado.

Sus pupilas se posaron en mí y supe que me había escuchado. Podía percibir su enfado incluso con la mascarilla puesta.

— Sí, pero no aprendes. Vamos a llegar tarde.

La seguí por el aeropuerto, arrastrando el equipaje con una mano y el móvil con la tarjeta de embarque en la otra. Las puertas se cerraban en menos de una hora y aún teníamos que facturar las maletas. 

Nos paramos en la fila de pasajeros y clavé la mirada en la pantalla que tenía delante, sintiéndome culpable por la situación en la que nos encontrábamos.

Efectos secundarios [2.5].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora