Capítulo 2

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El aeropuerto de Los Ángeles estaba abarrotado a pesar de estar a domingo. Los relojes de los paneles de vuelos marcaban que tan solo eran las diez de la mañana.

Tras ir a por las maletas y comprobar que estuvieran en buen estado, encendí el móvil y una sensación de vértigo me invadió momentáneamente cuando vi el mensaje.

12 de setp. 10:10 – Besty: Al final no podré ir al aeropuerto. Nos vemos luego. Pórtate bien.

Guardé el dispositivo y seguí a las chicas. Cesamos nuestros pasos al cabo de un rato y busqué un rostro familiar entre la muchedumbre. Entonces, la imponente figura de Harry destacó entre la del resto. Nos acercamos y percibí la sombra de una sonrisa en sus labios.

Dejando la maleta a un lado, me aproximé y lo rodeé brevemente con los brazos.

—Hola — masculló como respuesta cuando me aparté.

Reprimí una sonrisa al ver un tenue rubor en sus mejillas. Seguía en su línea, tan arisco como siempre.

Tras saludar al resto, se apresuró a guiarnos hacia el coche. Tardamos unos minutos en llegar a nuestro destino. Entonces, la divisé, una figura casi imperceptible junto a un vehículo. Vestía tonos grises y una gorra cubría su cabello; una mascarilla y unas gafas de sol disimulaban su identidad. Sin embargo, la felicidad reflejada en sus facciones al vernos, la delató completamente.

Abby vino a nuestro encuentro con paso decidido. Tras abrazar a Penelope, hizo lo propio conmigo. Olía a normalidad, libertad, amistad.

Envolví su cintura con los brazos y no pude evitar soltar un alarido de emoción.

— Mi Gala — masculló antes de separarse de mí —. Te he echado de menos.

Sus ojos azules brillaron con emoción y me apretó levemente la mano. Puede que se me nublara la vista con lágrima cuando se alejó y saludó a Marina y a Summer con la misma efusividad. A fin de cuentas, Abby Taylor era sinónimo de vida. Llevábamos más de un año y medio sin vernos, pero nuestro vínculo no había hecho más que fortalecerse.

— Será mejor que vayamos tirando antes de que te reconozcan — intervino Harry, interrumpiendo el emotivo encuentro.

Tras meter el equipaje en el maletero, seguimos su consejo y ocupamos el vehículo.

— Ya sabes que tienes que hacer, Harry — dijo Penelope desde el asiento de copiloto.

El aludido asintió y el rostro de la futura novia denotó confusión absoluta.

— ¿Qué estáis tramando?

— Estamos dando tu despedida de soltera por inaugurada — repliqué, apretujando una de sus manos.

Entonces Penelope, sacó una botella de champán y se dispuso a abrirla mientras Marina abría un compartimiento y sacaba copas de su interior.

— Pero Emma-- — comenzó Abby, con el gesto de sorpresa tiñendo sus facciones.

Marina le tendió una copa repleta de champán. Pronto, todas tuvimos una entre las manos.

— La niña está con su tío — la interrumpió Summer —. No tienes porque preocuparte.


******


Tras recoger a Mia, fuimos a un Spa que estaba en el centro de la ciudad. Nos pasamos las próximas horas haciéndonos tratamientos en la piel. Supe que me quedaría dormida cuando la masajista se puso manos a la obra. A fin de cuentas, el jet lag siempre me dejaba por los suelos. Eso sumándolo a las copas de champán que me había tomado, había resultado ser un cóctel letal contra el cansancio.

Efectos secundarios [2.5].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora